La CGT se aleja de la alianza entre Cristina y Moyano
El caso judicial a cargo de Claudio Bonadio se convirtió en una mancha venenosa entre los gremialistas que, habituados a sobrevivir a todas las administraciones, buscan ahora tomar más distancia de la expresidenta
El caso de los cuadernos y las sospechas de coimas en la obra pública durante el Gobierno anterior apuraron nuevos movimientos internos en la CGT que fortalecieron el triunvirato de líderes y la «mesa chica» de conducción. Ayer mismo los sectores mayoritarios celebraron como un triunfo un contacto que mantuvieron con el metalúrgico Antonio Caló (UOM), que hasta la semana pasada militaba en un espacio identificado con la oposición sindical junto a Hugo Moyano, el mecánico Ricardo Pignanelli y la Corriente Federal de Trabajadores (CFT).
Las repercusiones judiciales y políticas del «cuadernosgate» cayeron justo para apuntalar a los triunviros Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña en la previa del plenario de secretarios generales que la CGT hará a fin de mes con el objetivo de definir su estrategia de corto plazo ante el Gobierno. Para esa instancia, que tiene como fecha tentativa el 29 de agosto, los grupos opositores tenían previsto emplazar a la jefatura a adoptar un plan de lucha integral contra la administración de Mauricio Macri y una hoja de ruta para reemplazar el trío de líderes por un unicato en el corto plazo.
El bloque sindical contrario al Ejecutivo ya había perdido fuerza dos semanas atrás, cuando el Movimiento de Acción Sindical (MASA) cortó las negociaciones con sus referentes luego de una reunión con la «mesa chica» de la CGT en la que acordaron incorporarse al esquema de conducción de manera informal. Para los opositores representó, entre otros gremios, la pérdida de la Unión Ferroviaria, Luz y Fuerza y los taxistas de Omar Viviani como adherentes en el plenario .
Ayer los «gordos» de los grandes gremios de servicios y los «independientes» de buen diálogo con el Gobierno celebraban en voz baja que Caló parecía transitar el mismo camino que el MASA. El metalúrgico estuvo ayer en la sede de Unión Ferroviaria con su líder, Sergio Sasia, y el de Luz y Fuerza, Guillermo Moser. Durante el encuentro hubo comunicaciones con los referentes de los grupos mayoritarios. Para un integrante del triunvirato, todo indica que la UOM se alejará de los díscolos y pasará a apoyar la continuidad del trío.
Caló había sorprendido a todos semanas atrás cuando les recordó a los jefes de la CGT que habían comprometido el llamado a un congreso de renovación de autoridades y amenazó, incluso, con que si no se cumplía esa instancia podría haber «una autoconvocatoria» disidente. Ayer esa advertencia pasó al olvido y la UOM se encamina a volver a la estructura formal de la central mayoritaria a pesar de algunos de sus referentes, como Francisco «Barba» Gutiérrez o Abel Furlán, identificados con el peronismo opositor.
El factor político también apuntaló el cambio. La foto del viernes pasado con Cristina de Kirchner, Moyano y Pignanelli en un acto del Smata en Cañuelas sentó las bases de un armado partidario y gremial y con una posible ramificación clerical de signo opositor a Macri. Pero, al mismo tiempo, terminó por ahuyentar a sindicalistas con organizaciones debilitadas por el modelo económico y, por lo tanto, necesitadas de interlocución con el Ejecutivo como la UOM.
Los metalúrgicos dijeron haber perdido unos 30 mil puestos de trabajo desde la asunción de Cambiemos. La única noticia positiva que recibió el sindicato en los últimos meses fue la asunción en el Ministerio de Producción de Dante Sica, un economista que por años trabajó para el gremio y que desde que reemplazó a Francisco Cabrera ya recibió en dos ocasiones a Caló y a Pignanelli. (Ámbito.com)