La nueva camada de emprendedores que está saliendo de la incubadora
Para que el empresario naciente pise sobre suelo firme a la hora de darle arranque a su iniciativa, desde el 2001 –y con un destacado énfasis en los últimos años– florecieron en la provincia las “incubadoras de empresas”, organizaciones que generan una especie de ambiente protegido y especialmente acondicionado para que un emprendimiento germine.
“Se ofrece desde la posibilidad de tener un espacio físico, conexión a Internet, teléfono y fundamentalmente asesoramiento”, relató David Asteggiano, secretario de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación de Santa Fe, que participó hace nueve años de la formación del Vivero de Empresas de base tecnológica que funciona en la Facultad
de Ingeniería de Rosario.
A esa primera iniciativa se sumaron la del Parque Tecnológico del Litoral Centro de Santa Fe, ciudad donde también nació la Incubadora de Emprendimientos Culturales y el Idear en la Municipalidad de Esperanza. En Rosario, en tanto, el 2010 fue año prolífero en este tipo de entidades. Federación Gremial organizó su propio semillero en convenio con la Facultad de Económicas de la UNR, que por su lado también arma una segunda incubadora y en Bioquímica ya tienen todo listo para empezar a albergar futuros hombres de negocios. “Yo prefiero pensar que forjamos una incubadora de empresarios, porque el empresario es el que trasciende a su proyecto y sabe levantarse cuando le va mal. Cuando yo arranqué con Reno (su fábrica de muebles) tenía 20 años y todo por aprender. Hoy el mercado es mucho más competitivo, por eso son útiles éstas iniciativas”, explicó Reno Arcadigni, vicepresidente de Federación Gremial.
La entidad se comprometió a brindar dos de los aspectos cruciales en los que entienden las incubadoras: asesoramiento y financiamiento. “Aportamos datos del mercado y el sector al que se pretende ingresar, las posibilidades reales del territorio, la legislación laboral y comercial.
«Transmitimos todo lo que aprendimos los que llevamos años en esto”, confesó Arcadigni. En materia de financiamiento, la incubadora actúa como nexo entre el emprendedor y los bancos, a la vez que le presenta un informe actualizado y ajustado del crédito existente.
La primera experiencia de empresa “incubada” en el país nació en Santa Fe y terminó por ser una de las firmas de biotecnología más importantes de la región: Zelltek. En ese entonces fue el ahora intendente Mario Barletta quien, desde la Universidad del Litoral, remó por esta metodología de apoyo a las empresas que, sgún su opinión, se basa en una idea distinta de país: “Toda incubadora fue pensada para generar desarrollo, valor agregado. Se trata de darle la importancia que se merecen a la ciencia y la tecnología”, dijo Barletta. Por caso, recogió la experiencia de un conjunto de emprendedores santafesinos que, a la luz de las incubadoras, cocinan su futuro en el mundo de los negocios.