En Rosario ya hay 130 edificios que funcionan a electricidad
Fueron construidos de esa manera y hay 40 edificaciones más que proyectan esa fuente de energía. Se suman 150 que en la actualidad tienen el suministro de gas cortado
Por Nicolás Maggi/La Capital
Mientras a nivel nacional el Gobierno puso en debate el ahorro en el consumo de energía tras la reducción de subsidios y el encarecimiento de las tarifas, en Rosario unos 280 edificios utilizan electricidad como fuente de energía. De ese número, 130 son electrointensivos, es decir que fueron planificados y construidos de esa manera, sin conexiones de gas y con la totalidad de dispositivos para calefaccionar, refrigerar, calentar agua y cocinar alimentados por el suministro eléctrico. En tanto, los habitantes de unos 150 inmuebles de residencia colectiva se vieron obligados a utilizar ese tipo de energía porque tienen el gas cortado.
Según los registros de la Empresa Provincial de la Energía (EPE), a los 130 edificios de altura electrointensivos hay que sumarle los 40 proyectados que ya han hecho pedidos de factibilidad desde 2017 a la fecha y, al igual que en Capital Federal, se espera que ese número crezca. Fuentes municipales argumentan que el fenómeno obedece a que «Litoral Gas hace años que no invierte un peso en adecuar cañerías, entonces no autoriza nuevas conexiones».
Por otra parte, hace poco más de un mes, el vocero de Litoral Gas, José María González, informó a LaCapital que en la ciudad hay 150 edificios que permanecen con el suministro de gas cortado por fallas detectadas en sus conexiones internas o en su estructura. Desde la EPE sostienen que cuando la empresa no es notificada de estas interrupciones, se genera un grave problema para la red de distribución, ya que esos usuarios vuelcan toda la demanda que antes era compartida entre gas y electricidad a la red eléctrica, perjudicando la calidad del servicio.
«Si el fusible y la subestación estaban dimensionados para 100 amperes y de pronto se toman 200 amperes, va a haber una interrupción permanente de ese fusible de protección», explican desde la firma estatal. De hecho, indican que son estos edificios, a los que se les corta el gas, los que generan daños a la red, ya que la demanda de un edificio nuevo que informa que es efectivamente 100 por ciento eléctrico puede ser absorbida con planificación.
Cuando la EPE recibe un pedido de factibilidad para el servicio eléctrico de un edificio en construcción, detallaron, se consulta a los constructores si va a contar también con gas natural o no. En ambos casos simulan la inserción de la demanda del nuevo inmueble en la red y verifican si tiene capacidad para permitir la incorporación.
Desde la compañía afirman que si el resultado es negativo, no se rechaza el proyecto sino que se desarrolla una proyección de obra para satisfacer ese requerimiento. Las estimaciones indican que un edificio que dispone de gas natural tiene un consumo promedio máximo de 2,5 kilovatios (KW), pero cuando sólo se alimenta de electricidad el valor puede llegar a 6 KW.
Eficiencia energética
En un marco en el que se escuchan discursos tendientes a la racionalidad energética, la pregunta oportuna es si este fenómeno de edificios electrointensivos es bueno o malo para la ciudad. Para el coordinador del Gabinete para la Sustentabilidad del municipio, Eduardo González, «desde un punto de vista general no es tan malo que sean electrodependientes si el tema está bien resuelto».
Por ello ?indicó-, es que desde la Municipalidad pusieron en práctica desde hace 5 años y de manera gradual «una serie de pautas obligatorias para las grandes construcciones, basadas en normas Iram, para que los edificios estén construidos de manera tal que aíslen la temperatura exterior de la interior», esto es, que no entre calor en verano ni frío en invierno. La medida es inédita en toda Latinoamérica, dijo el funcionario.
El objetivo es que no haya desperdicio de energía mediante exceso de calefacción o refrigeración, aunque González afirmó que «el 80 por ciento depende del comportamiento del usuario, que bien puede prender el calefactor y abrir la ventana». Sin embargo, aseguró que, con un uso correcto, estas normas «permiten ahorrar hasta un 40 por ciento de consumo energético» en facturas de luz y gas. «Si hay algo que puede marcarse como positivo de esto, es que la ciudad de Rosario está aprovechando para buscar alternativas al gas, como por ejemplo las bombas de calor, que aprovechan la energía de la tierra para calefaccionar», mencionó también.
Hoy, según el coordinador del Gabinete para la Sustentabilidad, hay en la ciudad más de 300 edificios que cumplen con esta etiqueta de «eficiencia energética». Desde la reglamentación de estos criterios, «se llevan ahorrados 60 millones de pesos por año», señaló. (La Capital)