Un país en stand by
Traducción de «stand-by» en español: en estado de espera.
Los argentinos esperamos que un prodigio nos exculpe de nuestros desaciertos: hasta el sábado, futbolísticamente en el mundial de fútbol de Rusia; desde siempre en lo económico.
En el plano futbolístico, Lionel Messi no obró el milagro en Kazan. En la faz económica quizás el inconsciente colectivo aguarde otro Plan de Convertibilidad que, con otro formato, ya viene pregonando en sus newletter el padre de la primera criatura: Domingo Cavallo, quien lo anticipó hace cuatro años en esta capital, cuando presentó en la Asociación Dirigentes de Empresas su libro «Camino a la estabilidad».
Por estos días, en las redes sociales los opositores a Macri se solazan publicando sus – hoy desparatadas – declaraciones pre-electorales. Todo salió al revés; y no porque el Presidente no haya tenido confianza en el plan de gobierno esbozado por sus expertos, o no hubiere obrado de buena fe en la campaña.
Pero está comprobado que con realismo mágico no alcanza.
Al entrenador Sampaoli le pasó lo mismo. Y quedamos afuera del mundial. Para quienes se consuelen acreditando que la ordenada y planificada selección de Alemania también se tuvo que volver a casa desde Rusia antes de tiempo, bien vale aplicar la regla filosófica de todo deporte: se gana o se pierde. Pero cuando las cosas no se hacen bien, la derrota es una profecía auto cumplida.
La grave es que los argentinos nos hicimos adictos a los placebos, a sabiendas que tarde o temprano la realidad mostrará su cara más cruel. Pero lo que interesa socialmente en un país acostumbrado a los sobresaltos no es la seriedad de la planificación; sino el aquí y ahora.
Mañana quizás Messi nos salve.
La devaluación de un 50 % de la moneda en lo que va del año, significa que millones de argentinos tienen ese mismo porcentaje menos de poder adquisitivo. ¿Cómo nos trasladarlo a los sentimientos, perfectamente reflejados en las encuestas?. Un sondeo realizado por el oficialismo santafesino arroja un 60 % de imagen negativa del Presidente Macri.
Otro gol en contra, en este caso del flamante Ministro de Producción Dante Sica quien anunció, casi disparatadamente, que multará a quienes remarquen sin sentido. ¿Probó el Sr. Sica ir hoy al «súper»?. Ni el desopilante Guillermo Moreno con su mítica «pistola sobre la mesa» consiguió que los precios se mantengan.
Podría ser avaricia de los supermercadistas, pero linealmente se llama incertidumbre. Desconfianza.
«El problema argentino es económico, sino político», resalta el analista económico rosarino Salvador Distéfano. El tsunami de rumores es imparable. ¿Quién medianamente sensato va a confiar en el ajado peso argentino?. Mucho menos los que tienen información de verdad.
En el primer trimestre de este año hubo un incremento de unos 9600 millones de dólares en depósitos, bonos, acciones y propiedades de argentinos en el exterior. El Indec calcula que, a marzo de 2018, el total de activos de argentinos que están radicados en el exterior suma 276.449 millones de dólares, un poco menos de la mitad del PIB.
De un año a otro, la fuga subió casi 200 por ciento, y la velocidad de la pérdida de divisas no aminora en ninguno de los frentes del sector externo.
La crisis cambiaria, que comenzó empezó a desarrollarse con la gestión anterior del Banco Central, continúa con la actual conducción liderada por supuestos expertos en el mundo de las finanzas, quienes muestran su desorientación jugando reservas internacionales en el casino de la city, lanzando medidas desordenadas con la expectativa de ganar confianza y credibilidad de los grandes operadores.
Todo indico que no sólo no lo están consiguiendo, sino que la velocidad de las «inforumores» llegan a la sociedad a través de sus smarphones, acrecentando el grado de zozobra social.
Cualquier transeúnte advierte que se está frente a manotazos de ahogado, que no solo potencian la inflación, sino que -advertido por el propio Ministro Dante Sica- se agitan los fantasmas de insolvencia social y empresaria.
Turbulencias en la política santafesina
¿Por qué comenzamos con la descripción de este panorama económico?. Porque la incertidumbre económica se traslada al mundo de la política. La legislatura santafesina, caja de resonancia natural de la política, es un hervidero.
El Gobernador Lifschitz estuvo la semana pasada reunido con los ministros Dujovne y Frigerio; regresó con más dudas que certezas.
El Gobernador comió el miércoles a las noche con un grupo de senadores peronistas, quienes le dejaron entrever que sería factible aprobarle la autorización para endeudarse por otros 500 millones de dólares destinados a obra pública. Cuando el senador radical Felipe Michlig amagó con pedir preferencia para este tema en la sesión del jueves, otros senadores peronistas – que no habían participado de la comida con el Gobernador – le advirtieron que no lo haga porque se retirarían del recinto. Michlig optó por no agregar más leña al fuego.
En la misma reunión gastronómica, el Gobernador invitó a varios de los comensales a pensar en la posibilidad de formar parte de un nuevo frente electoral con el socialismo, el radicalismo NEO y otras fuerzas sociales para enfrentar en el 2019 a Cambiemos. «la idea no hubiera sido mala, si no fuera porque nosotros tenemos candidatos para disputar la gobernación y Cambiemos todo lo contrario», sugirieron desde el peronismo.
Mientras Lifschitz invitaba a los peronistas a pasarse de bando, el presidente de la UCR Julián Galdeano esbozaba una idea parecida pero con el Gobernador, invitándolo a formar parte de Cambiemos junto al PRO, cuyo presidente Federico Angelini les avisaba – a los radicales – que no les iba a regalar la marca Cambiemos, advertido que el actual embajador en Uruguay Mario Barletta ya comunicó que bajará a competir por la gobernación contra José Corral.
¿Espejismos?. Sectores no políticos están sondeando la posibilidad de que dos santafesinos duramente atacados por su postura en contra de la legalización del aborto, formen parte de listas el año que viene: se trata de Luis Contigiani y Amalia Granata.
Todo puede ser posible en el país en stand-by.