Se viene el debate sobre la noche rosarina
Ediles de la oposición convocaron a un foro para debatir la ordenanza que regula boliches y bares desde hace 17 años.
Por Lucas Ameriso/La Capital
La noche de Rosario se reinstaló a la agenda del Concejo Municipal. Tras 17 años de vigencia, la ordenanza 7.218 regula una movida nocturna que se ha modificado en estas dos décadas: cambios de hábitos, lugares y formas de diversión y una falta de coordinación en el área metropolitana en los horarios de cierre de los boliches afloran a cada fin de semana. En paralelo, la ciudad asistió en los últimos seis años al cierre de más de 20 locales nocturnos: un negocio que se achicó y exige cambios profundos. «Es necesario ofrecerles una opción a los chicos de 16 y 17 años que no sea ir a la matiné. Muchos pibes se van en Trafic a otra localidad y terminan la noche a las 8 de la mañana», advirtió uno de los bolicheros.
El viernes pasado, el Palacio Vasallo fue el ámbito de discusión entre ediles de la oposición y referentes de la noche rosarina de cara a la modificación de la ordenanza de espectáculos públicos que regula la actividad.
«La ordenanza 7.218 es obsoleta, tiene una mirada punitiva enfocada meramente en el control de emprendimientos comerciales de mediana escala, pero con exigencias mínimas y escasas a grandes boliches», puntualizó la edila de Unidad Ciudana, Marina Magnani, una de las organizadoras del encuentro, quien además cuestionó que en la actualidad «no existe la mirada de promoción de otras formas de nocturnidad alternativas al modelo hegemónico del mercado».
De la participación de autoridades de clubes barriales, bares culturales y bolicheros, quienes fueron convocados para volcar sus inquietudes, los ediles resumieron los puntos a trabajar de cara a una nueva normativa.
Como resumen, Magnani indicó que se debe garantizar el transporte público para quienes asisten a la zona de radicación de los locales bailables, también hacer eficientes la seguridad durante toda la noche y la limpieza del entorno, contar con personal capacitado para atender al público y promover una coordinación de los horarios de cierre de los establecimientos del área metropolitana. «Si Rosario cierra a las 4, la gente que posee vehículos se traslada a otras localidades, con el riesgo que esto implica», subrayó la edila.
Por su parte, la concejala de Ciudad Futura, Caren Tepp, resaltó la necesidad de avanzar con la ordenanza de clubes sociales y culturales para brindar apoyo y fomento. Agustín Matarucco, del Sindicato de Músicos, resaltó la necesidad de que la norma actualizada incluya una cláusula de convenio entre los locales y el sindicato de músicos, tendiente a resguardar los derechos de trabajadores de la cultura. Matarucco advirtió que se han reducido los shows y que es necesario fomentar la actividad.
Tras la vuelta de esta problemática entre las bancas del Palacio Vasallo, La Capital consultó a otros referentes de la movida nocturna.
«Hoy no se permite que un día del fin de semana quienes tienen confitería para adultos no puedan abrir para menores, sin mezclarlos obviamente. Hoy un chico de 16 y 17 años tiene derechos civiles, pero no sociales. Vuelven de Bariloche y la opción es la matiné. La mayoría se queda en la calle con el peligro que esto conlleva», razonó Guillermo Puyó, responsable de Blue Velvet.
Entre las modificaciones a la 7.218, los bolicheros plantearon un aumento del factor ocupacional (llevarlo a dos personas y media por cada metro y medio de superficie) y la ampliación de los horarios de cierre: jueves y domingos hasta las 4.30, es decir una hora más de lo permitido.
Puyó hizo foco en las migraciones nocturnas que hacen una parte de la movida rosarina. «Contratan una Trafic y se van a zonas aledañas en boliches que cierran a las 8», advirtió el bolichero para promover una uniformidad en los horarios de cierre en toda el área metropolitana. «Cada municipio tiene sus ordenanzas, pero habría que pensar en una norma provincial», sugirió al proponer que el Estado los tenga en cuenta para difundir campañas contra la violencia, el exceso de alcohol y el consumo de drogas.
«Estamos abiertos. Queremos que nos usen como medio de comunicación y trabajar en equipo porque esta problemática pasa por la noche», finalizó el empresario. (Lucas Ameriso/La Capital)