Inseguridad extrema: En 2017 más de 500 personas llegaron baleadas al Heca
Más de la mitad tenían entre 15 y 24 años y fueron heridos en las calles del distrito oeste, que sigue siendo el más «caliente» de la ciudad.
Durante todo el año pasado, 526 personas ingresaron heridas por armas de fuego al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca). Más de la mitad (el 52%) tenían entre 15 y 24 años y habían sido alcanzados por las balas en el distrito oeste, el mismo que viene encabezando las estadísticas de violencia armada desde hace cuatro años.
Los datos a los que accedió La Capital integran un informe del Observatorio de Convivencia y Seguridad del municipio que se apoya en las estadísticas que realiza el Dispositivo de Intervención en Situaciones de Violencia Armada (Disva). Se trata de un equipo interdisciplinario de profesionales que se activa cada vez que el Heca recibe un herido de bala.
El proceso comenzó hace cuatro años y la experiencia es analizada como muy positiva desde el municipio. «Estas políticas que se sustentan en el tiempo nos permiten ver indicadores que evidencian que la violencia urbana está bajando en Rosario», aseguró el secretario General del municipio, Gustavo Zignago, quien antes dirigía la Secretaría de Convivencia, un actor clave en el articulado del Disva.
La afirmación de Zignago tiene un sustento estadístico. En 2014, cuando el Disva se puso en marcha, la cantidad de personas que ingresaron heridas de bala al Heca fueron 848. El número fue descendiendo paulatinamente en los años siguientes: 729 en 2015, 644 en 2016 y 526 en 2017. Las cifras de los tres primeros meses de este año aún no fueron procesadas.
A entender de los funcionarios, esa disminución se explica en la aplicación de políticas que priorizaron a la población joven, la más golpeada por el espiral de violencia.
«El trabajo articulado del Disva nos permite identificar una población que se encuentra inmersa generalmente en un círculo de violencia barrial», apuntó la secretaria de Desarrollo Social del municipio, Laura Capilla.
Según explicó, el seguimiento y atención de los jóvenes heridos de bala que llegan al Heca «permite detectar zonas y priorizar barrios para llegar allí con políticas sociales activas. Hoy tenemos referencias de esos jóvenes. Conocemos su entorno, sus problemas y actuamos allí. Todo ese proceso es lo que termina generando una disminución de los índices de violencia urbana», remarcó la funcionaria.
Reinserción
Capilla exhibe estadísticas que muestran cómo mientras la cantidad de baleados que ingresan al Heca va disminuyendo en el tiempo, crece a la par el número de jóvenes alcanzados por el Programa Nueva Oportunidad. Se trata de un plan que capacita en oficios a jóvenes en riesgo social que pueblan entornos vulnerables.
En 2013, cuando estos planes comenzaron a instrumentarse, la cantidad de jóvenes alcanzados era de 300. El año pasado fueron 4700 y Capilla adelanta que este año el objetivo es «superar los 5 mil».
Por su parte, el secretario de Salud del municipio, Leonardo Caruana, ponderó la actuación del Disva y puso de relieve su importancia para poner en marcha un trabajo articulado entre distintas secretarías. «La puesta en marcha de este dispositivo sin dudas ha sido muy importante, porque permitió direccionar las políticas sociales hacia un sector bien específico: la población que tiene entre 15 y 30 años, que pudimos identificar y hasta obtuvimos datos que daban cuenta de que el círculo de violencia que los rodeaba era barrial. Generalmente, las disputas en las que son heridos se dan a no más de 15 cuadras de sus viviendas», destacó. Capilla, en tanto, pone el acento en el hecho de que «los índices de violencia disminuyen cuando se aplican procesos sostenidos en el tiempo que generan igualdad de oportunidades». Los datos, la avalan. (La Capital)