En medio de un escándalo, renunció el presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski
La presión fue tal que decidió dar un paso al costado antes que el Congreso lo echara, mañana, por haber ocultado sus vínculos con la contratista brasileña. La Fiscalía pidió que le prohíban salir del país.
La presión fue tal que el presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, no tuvo otro remedio que renunciar, un día antes de que el Congreso dominado por el fujimorismo votara una moción de destitución por sus lazos con la brasileña Odebrecht, tras la supuesta compra de votos para salvarlo en diciembre.
La salida de Kuczynski agregó más incertidumbre al horizonte político del país, que en abril será anfitrión de la Cumbre de las Américas. Se trata de uno de los cónclaves más esperados de los últimos años: está prevista la presencia del presidente estadounidense, Donald Trump, y una treintena de líderes de todo el continente, incluido el venezolano Nicolás Maduro, pese a haber sido eliminado de la lista de invitados.
«Pienso que lo mejor para el país es que yo renuncie a la Presidencia de la República», dijo Kuczynski en un mensaje por televisión emitido a las 14.40 hora local y en el que estuvo acompañado por los miembros de su Gabinete.
«No quiero ser un escollo para que nuestra nación encuentre la senda de la unidad y armonía que tanto necesita y a mí me negaron», agregó Kuczynski, de 79 años y primer presidente que pierde su puesto por el escándalo de Odebrecht.
El equipo especial anticorrupción de la fiscalía de Perú solicitó al Poder Judicial el impedimento de salida del país del presidente peruano. El pedido fue presentado ante el Juzgado de Investigación Preparatoria Nacional que procesa los casos de corrupción vinculados al escándalo Lava Jato en el Perú, de acuerdo a fuentes del Ministerio Público.
Kuczynski ya era investigado por la fiscalía por los presuntos vínculos de su empresa Westfield con la constructora brasileña Odebrecht, así como de la compañía First Capital de su socio chileno Gerardo Sepúlveda, cuando el mandatario era ministro del gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006).
En tanto, el pleno del Congreso peruano debatirá el jueves la renuncia de Kuczynski y el viernes tomará el juramento como sucesor al primer vicepresidente, Martín Vizcarra, según anunció el titular del Parlamento, Luis Galarreta.
En rueda de prensa, Galarreta informó que se acordó convocar al pleno a las 16.00 hora local (las 18 de la Argentina) para debatir la carta de renuncia de Kuczynski, dado que el proceso de vacancia en su contra «ya no está en curso».
Luego el debate será suspendido hasta el viernes para proceder a la votación de la renuncia de Kuczynski. Para ese momento, Vizcarra ya estará en suelo peruano, dado que se encuentra en Canadá cumpliendo labores de embajador y tras la renuncia del presidente, fue convocado para regresar de inmediato a Lima.
La telenovela en que se ha convertido la política peruana podría tener otra víctima: el parlamentario Kenji Fujimori, quien salvó con el voto de su espacio a Kuczynski en el primer proceso de destitución. Kenji es hermano y a la vez feroz rival de Keiko Fujimori, la líder de Fuerza Popular, el mayor partido de oposición en el Congreso.
Congresistas fujimoristas difundieron el martes un vídeo en el que aparece Kenji intentando convencer a otros parlamentarios de que apoyen a Kuczynski a cambio de obras públicas en sus distritos.
El apoyo de Kenji y otros nueve diputados afines lograron salvar a Kuczynski de la primera moción de destitución, a cambio del indulto a su padre Alberto Fujimori (presidente entre 1990 y 2000), que cumplía 25 años de cárcel por corrupción y crímenes de lesa humanidad. Ello les valió a este grupo de diputados la expulsión del partido.
Pero las mentiras del presidente sobre sus presuntos vínculos con Odebrecht cuando era ministro de Economía en el gobierno de Alejandro Toledo -sobre el que pesa también una orden de extradición por haber recibido 20 millones de dólares de la constructora brasileña- parecen estar a punto de cavar su tumba política.
Odebrecht reveló que había pagado casi cinco millones de dólares por asesorías a empresas ligadas al presidente cuando era ministro, lo que había negado.
La constructora admitió además que hizo aportes de campaña en 2006 y 2011 a los últimos cuatro ocupantes del sillón presidencial peruano, incluido Kuczynski, y a Keiko Fujimori.
Kuczynski se convirtió así en el primer mandatario en ejercicio en perder su puesto por los tentáculos corruptores de Odebrecht, que admitió haber pagado decenas de millones de dólares en sobornos en varios países latinoamericanos para adjudicarse contratos de obras públicas.
«El gobierno no compra congresistas», había respondido la presidenta del Consejo de Ministros, Mercedes Aráoz, a la divulgación del video. Sin duda, los peruanos recordaron las prácticas habituales durante el gobierno de Alberto Fujimori.
Los videos habrían contribuido a cambiar la opinión de algunos congresistas indecisos. Y según la prensa local, un centenar de diputados ya había decidido apoyar el nuevo proceso de destitución, 13 más de los necesarios. Eso hizo inevitable la renuncia de PPK.
Un sondeo de la firma Ipsos reveló la semana pasada que el 58% de los peruanos cree que Kuczynski debía ser destituido, contra un 37% que estima que debe seguir hasta 2021.
Las opciones de Kuczynski parecían reducidas. Si no renunciaba, la alternativa era que lo destituya el Congreso. Pero aún puede suceder que el Congreso no la acepte y lo someta al oprobio público por «incapacidad moral» y termine destituyéndolo el jueves.
«Estamos viviendo un panorama complicado porque la economía está sintiendo el impacto de la inestabilidad política ligada al presidente», dijo el economista Jorge González Izquierdo, quien explicó que la economía nacional está creciendo en los últimos meses por debajo de las previsiones.