Es menester reestablecer el estacionamiento para motos en la puerta de la Fac. de Humanidades y Artes
Por esas cosas de la planificación urbanística municipal (estaría bueno preguntarse qué tipo de planificación, si por planificación entendemos organizar de modo general las actividades diarias que se llevan a cabo en un espacio público, en aras de lograr un mayor bienestar en la población que transita o vive en el mismo), desde el año pasado se ha visto vedada la posibilidad de estacionar motos en la puerta de la Facultad de Humanidades y Artes, ubicada en la calle Entre Rios, entre Santa Fe y Córdoba, sobre la mano par.
Consideramos menester reestablecerlo puesto que era, es y será -mientras la facultad siga situada en el mismo punto de la ciudad- de extrema utilidad, dado que la moto es uno de los medios de locomoción más utilizados por los estudiantes que asisten a dicha casa de estudios. Las opciones que les queda a estas personas -entre las que me incluyo, y desde ahora voy a hacerme cargo de la primera persona, porque orgullosamente estudio en el establecimiento educativo en cuestíon- son, a saber: ingresar el vehículo al mismo por una rampa, que desde ya no está pensada para ello (por allí hacen su entrada las personas con capacidades diferentes, o quienes se trasladan en silla de ruedas), entorpeciendo la estadía de la gran cantidad de gente que se congrega en la entrada; abonar un estacionamiento (son de público conocimiento los elevados valores de lo sitios privados que alojan vehículos de forma momentánea en la zona del microcentro); estacionarla en los lugares asignados por el municipio más cercanos (Entre Rios entre San Lorenzo y Santa Fe, mano par; Sarmiento entre Urquiza y Tucumán, mano impar; Cortada Ricardone), corriendo el riesgo -sin pasar por encima del trabajo de los estoicos cuidacoches, que se dedican a su labor con empeño, soportando las inclemencias del tiempo; ni acusarlos absolutamente de nada- de ser víctimas de los amigos de lo ajeno, o desayunarse a la postre con algún daño o parte faltante de la motocicleta, por la imposibiladad de controlarla visualmente, dada la distancia existente entre los lugares permitidos y la alta casa de estudios.
Desde ya queda una última opción, la de estacionarla sobre la vereda de la Facultad, rogando a la providencia que no se haga presente ningún personal de tránsito o de la Guardia Urbana Municipal para hacer cumplir la normativa vigente, esa ley que se estira cual goma de mascar para la conveniencia de los que disponen de dinero para destinar a sobornos, siempre, claro está, en detrimento de la gente decente y trabajadora.
Vale remarcar, por otra parte, que la facultad no dispone como otras de un espacio físico propio en la entrada de la misma para estacionar motos o bicicletas, como es el caso de Ciencias Económicas, o las englobadas en la ciudad universitaria conocida como la Siberia. Aquí, solo contamos con la escalinata de ingreso habitual, y la rampa apuntada, que la mayoría de las veces se encuentra obstruida por la presencia de sillas. Finalmente, hay que sacar a la luz la mala predisposición del personal de seguridad del lugar, que con miradas negativas o simplemente con su voz, expresan su oposición al ingreso liso y llano de motos.
Por todo esto, consideramos pertinente solicitar la modificación de esta normativa totalmente alejada de las necesidades que hacen a la comunidad, porque aunque no se crea, los estudiantes universitarios también formamos parte de la comunidad, la cual requiere de nuestro futuro servicio como profesionales para otorgarle a su existencia -como se dice en la econonía- valor agregado, esto es, niveles culturales y educativos de importancia que nos hagan progresar como nación. Queremos dejar sentado que de ninguna manera nos oponemos a la presencia de un ordenamiento que organice la vida del microcentro. Solamente queremos que los gobernantes, en un análisis instrospectivo de la situación, se den cuenta de lo relevante que es la moto en el diario traslado de los estudiantes a una facultad, que no por nuestra culpa se encuentra en el microcentro de la ciudad.
Proponemos por último a los concejales de nuestra amada ciudad, que tomen cartas en el asunto y modifiquen lo estatuido por un legislacion integradora, acorde a los intereses de todos los individuos que diariamente tenemos que realizar actividades, cualquiera sea su tipo, en la zona céntrica de la querida ciudad de Rosario.
Jejeje, lo estás mandando al frente mal.
Espero que no tomes mi defensa de Antonio demasiado en serio, me pareció divertido seguirte el juego y armar polémica.
Saludos