El caso del joven de 17 años asesinado en la zona sur de la ciudad
Rodrigo Brest tenía 17 años y tras recibir un llamado telefónico dejó su casa para ir a lo de su comadre en moto. Sólo pudo hacer unos pocos metros.
Rodrigo Brest saludó a su padre y le dijo: «Ya vengo, voy hasta lo de mi comadre y vuelvo». Habían pasado pocos minutos de las 23 del lunes cuando se subió a su Honda XR125 blanca y salió. Tras hacer cuatro cuadras, tres balazos lo tiraron de la moto. Fue en Guillermo Tell al 300, entre Ayacucho y Lozzia, en la zona sur de la ciudad. Uno de los proyectiles le impactó en el abdomen, otro en el pecho y un tercero le ingresó por el pómulo izquierdo y salió por la nuca. «Para nosotros lo remataron en el piso con el tiro en la cara», comentó uno de sus familiares. Al joven no le robaron nada y la moto quedó tirada a un par de metros de su cuerpo. «Cuando llegamos estaba tirado en el piso. En la cuadra había como 200 personas, imposible que ninguna haya visto algo. Lo mataron a menos de 100 metros de la casa de su comadre», reflexionó el pariente que habló con este diario.
Cambio de vida
Rodrigo Brest era el quinto de siete hermanos y su mamá le puso Rodrigo por «El Potro» (el cantante cuartetero cordobés muerto en el año 2000), como recordaban ayer en decenas de lamentos de redes sociales gente que apreciaba al pibe asesinado. Vivía en Calle 531 al 200 (paralela a Caupolicán), en el barrio La Paloma, a escasos 100 metros del arroyo Saladillo. «El fue un chico que tuvo problemas con la ley por la mala junta. Después lo sentamos con los familiares y amigos y le explicamos que así no podía vivir, y lo entendió. Dejó las malas amistades y comenzó a hacer más una vida de gente común. Hasta hace un mes estaba de novio con una chica con la que convivió unos meses. Que nosotros supiéramos no tenía broncas con nadie», explicó el vocero familiar.
«Usted no sabe el jugador de fútbol que era «Rodri». Todos los que lo vieron jugar te lo pueden decir. Pero tuvo mala junta. Ahora había vuelto a jugar», recordó el pariente.
Un llamado telefónico
Las anotaciones judiciales de «Rodri» Brest son entre agosto de 2015 y junio de 2016, tiempo en el que sumó cuatro antecedentes por robo. Luego el pibe se reinsertó: «Trabajaba haciendo changas cuando salía algo en la construcción», indicó un familiar.
Según se pudo reconstruir del diálogo con los allegados de la víctima, el lunes poco antes de las 23, Brest estaba con parientes y amigos en la puerta de su casa cuando recibió un mensaje a su celular que lo hizo agarrar su moto y dirigirse «a la casa de su comadre», como le dijo a su padre antes de partir.
El viaje no superaba las cinco cuadras hasta Guillermo Tell al 400, superando Ayacucho, la barrera que separa los barrios «La Paloma» y «La Parada», por el histórico fin de recorrdio de la ex línea 54 negra.
«A los cinco minutos que salió nos vinieron a avisar que estaba baleado tirado sobre el pavimento», relató el familiar. «Cuando llegamos lo encontramos agonizando, con la moto al costado. Tenía un disparo en la panza, otro cruzado en el pecho y un tercero en el pómulo izquierdo, que para nosotros fue de remate», indicó el joven familiar.
El cuerpo de Rodrigo quedó a escasos 15 metros de un centro cultural donde los pibes del barrio «La Parada» dan rienda suelta a la murga. Al llegar los parientes agarraron el cuerpo agonizante y lo llevaron al Hospital Roque Sáenz Peña, pero nada pudieron hacer para salvarle la vida. En la escena del crimen se levantaron cuatro vainas calibre 9 milímetros.
Silencio de barrio
Ninguno de la decena de vecinos que entrevistó este diario en Guillermo Tell entre Ayacucho y Lozzia dijo haber visto lo que sucedió con Rodrigo. Sólo dijeron haber escuchado las detonaciones, los menos, y la mayoría no haber estado en su domicilio el lunes a las 23.
Ayer, a media mañana, un grupo de amigas de «Rodri» caminaba la cuadra y al llegar a la enorme mancha de sangre que perduraba sobre el pavimento se detuvieron como buscando una explicación a la sin razón. «La verdad es que no sabemos nada de lo que pasó. Sólo que sucedió. Perdonanos pero estamos destruidas», dijeron y siguieron su camino.
El asesinato de Rodrigo Brest es investigado por el fiscal de la Unidad de Homicidios Miguel Moreno, quien comisionó a la Policía de Investigaciones (PDI) para que realizará un relevamiento de la escena del crimen y tomará testimonios a familiares y vecinos además de recoger las evidencias que quedaron en el lugar del crimen. (La Capital)