Francisco llegó a Chile y se paseó por el centro de Santiago
Fue recibido por la presidenta Bachelet para emprender una gira de tres días por el país, antes de partir a Perú. Parte de la población, desconfiada
El Papa Francisco llegó ayer a Santiago para una visita que lo llevará también por Perú, marcada por protestas ante los abusos sexuales en la Iglesia y reclamos de «acciones, no perdones» contra los sacerdotes que los cometieron.
El avión del Papa aterrizó hacia las 19,20 en el aeropuerto de la capital chilena, casi una hora antes de lo previsto. Recibido por la presidenta Michelle Bachelet y tres pequeños al pie de la escalerilla, el Papa tuvo que retirar su solideo por el fuerte viento.
A las 19,35, el Papa se subió a un auto azul, que se puso en marcha escoltado por una decena de autos oficiales, rumbo a la parroquia San Luis Beltrán, en la comuna de Pudahuel. De copiloto con el vidrio abajo, Francisco recorrió las calles de Santiago tras salir del aeropuerto y saludó a feligreses que tenían lágrimas en los ojos por la emoción de haberlo visto de cerca.
A las 19,53, llegó a la parroquia, donde tuvo un momento de oración ante la tumba de monseñor Enrique Alvear, ex obispo de Santiago, fallecido en 1982 y conocido como el «obispo de los pobres».
El Papa recorrió las calles de Santiago a bordo de un auto azul, que luego lo llevó al punto donde lo esperaba el papamóvil.
Luego se puso en marcha nuevamente y recorrió las principales arterias capitalinas hasta llegar a la avenida Brasil, cerca del centro, donde abordó el papamóvil a las 20,17.
Minutos más tarde, el Papa arribó a la plaza Italia, punto céntrico de la capital chilena, donde se registraron algunas protestas contra su visita. Desde allí continuó su camino hasta la calle Providencia, donde se ubica la Nunciatura Apóstolica, lo que será su residencia durante los tres días al país.
Hoy iniciará la jornada con un discurso a las autoridades políticas del país trasandino, incluidos Bachelet y el presidente electo que asumirá el 11 de marzo, Sebastián Piñera.
Durante su estancia de tres días en Chile, Francisco se reunirá con autoridades, comunidades indígenas, religiosos y pobres, en Santiago, Temuco (800 km al sur de Santiago) e Iquique (1.800 km al norte), donde realizará multitudinarias misas, en las que las autoridades chilenas esperan asistan más de 1,2 millones de personas.
En este primer viaje de un Papa a Chile en 30 años, Francisco, de 81 años, se encontrará con la población más desconfiada con la iglesia Católica de Latinoamérica, según un reciente estudio.
Los abusos sexuales en el seno de la iglesia han contribuido a esta percepción.
Un grupo de activistas de varios países pidieron este lunes al papa en Santiago que cambie «perdones por acciones» para desterrar la pederastia y lanzaron una organización internacional contra el abuso infantil que pretende acabar con estas prácticas y sentar en los tribunales a los culpables.
Varios grupos se manifestaron en contra de la presencia del Papa cerca de la embajada Argentina para protestar por el gasto que representa el viaje. Varias personas se encaramaron a una grúa y estaban siendo desalojadas por carabineros, que se llevaron a cinco detenidos.
El Papa llega a un Chile en pleno cambio social que acaba de aprobar el aborto terapéutico y tramita en el Parlamento el matrimonio homosexual, tras la adopción de la unión civil de parejas del mismo sexo.
La seguridad es uno de los quebraderos de cabeza para las autoridades chilenas, pues durante su visita habrá tres misas multitudinarias en las tres ciudades.
Las autoridades esperan que lleguen a Chile cerca de un millón de argentinos, bolivianos y peruanos para seguir las celebraciones de Francisco.
Indígenas y migrantes
Francisco, que se ha erigido en defensor de los indígenas del continente, denunciará en Temuco los abusos sufridos por la comunidad mapuche, una minoría cada vez más radicalizada que reivindica sus tierras ancestrales y sus tradiciones.
El jueves en Iquique, importante lugar de tránsito migratorio, concluirá su visita con otra misa en una playa a orillas del océano Pacífico.
Desde Iquique el Papa argentino viajará a un Perú en plena convulsión política y social por el indulto al ex presidente Alberto Fujimori, que había sido condenado a 25 años por corrupción y crímenes de lesa humanidad.
Durante el vuelo, el Papa confió a la prensa que lo acompaña en ese sexto viaje a la región su temor a que «un incidente» desencadene una guerra nuclear en algún lugar del planeta.
«Sí, realmente tengo miedo. Estamos al límite. Basta un incidente para desencadenar la guerra. No se puede correr el riesgo de que la situación precipite. Por lo tanto es preciso destruir las armas nucleares», dijo este lunes a bordo del avión que lo lleva a Chile, primera etapa de su sexto periplo a América Latina, que incluye también Perú.
Durante el vuelo a Santiago, el papa argentino distribuyó a los 70 periodistas que lo acompañan una foto tomada en Nagasaki tras la explosión en 1945 de la bomba atómica con la leyenda «fruto de la guerra», escrita de su puño y letra, en la que se ve a un niño con el cuerpo de su hermano muerto en la espalda en una fila para cremarlo.
Varios grupos se manifestaron en contra de la visita, por el gasto que representa. Carabineros llevaron cinco detenidos. (La Capital)