El «Barba» Gutiérrez, representante de la UOM, abandonó la conducción de la CGT
El sindicato metalúrgico renunció a su cargo en la estructura de la organización y hoy decidirá si sale del todo. Poco acatamiento a la huelga.
Mientras terminaba al mediodía el paro nacional por 24 horas convocado ayer, deslucido por el funcionamiento de los colectivos y resistido por buena parte de su conducción, la CGT se sumergía hoy en una nueva crisis de profundidad todavía incierta con la chance concreta de ruptura por parte de uno de sus sindicatos más emblemáticos, la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). El dirigente Francisco «Barba» Gutiérrez, hasta ayer secretario de Interior de la central, renunció a ese cargo y el gremio metalúrgico, que conduce Antonio Caló resolverá hoy si además de sostener esa decisión renunciará a su afiliación a la organización más tradicional del sindicalismo argentino.
La crisis fue disparada por la medida de fuerza aunque por las razones contrarias a las que habían disparado críticas de los «gordos» de los grandes sindicatos de servicios y los «independientes» más ligados al oficialismo. Gutiérrez, cuyo gremio venía de cuestionar una aparente tibieza de la CGT para confrontar con el Gobierno, dio el portazo luego de que el triunvirato emitiera el lunes un comunicado para cuestionar la violencia de grupos minoritarios en la Plaza del Congreso (adonde la UOM había concurrido para protestar) y no lo hiciera respecto de las fuerzas de seguridad.
La noticia causó un cimbronazo en Azopardo. Además de ser un sindicato emblemático que le dio secretarios generales a la CGT en su historia, así como dirigentes que lidiaron casi en soledad con presidentes desde Juan Domingo Perón, la UOM es la mayor organización de la industria y por lo tanto es una referencia ineludible para cualquier negociación. Ayer pocos apostaban por una renuncia definitiva a su afiliación a la central, pero la mera amenaza había sorprendido a todos los dirigentes.
Esa posibilidad se sumó a las desinteligencias que opacaron la huelga que comenzó al mediodía del lunes y se extendió hasta la misma hora de ayer: la negativa de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) de adherir a sus colectiveros a la medida le sacó buena parte de la contundencia esperada; además, los «gordos» como Armando Cavalieri (Comercio) y Carlos West Ocampo (Sanidad) se manifestaron en contra del paro, y el «independiente» Gerardo Martínez cruzó un límite al hacer públicas sus quejas contra el triunvirato de líderes e involucrar a sus colegas del grupo, Gerardo Martínez y Andrés Rodríguez, en un mismo malestar.
De todos modos ayer por la tarde los principales referentes de la mesa chica comenzaban una tarea diplomática para tratar de sostener el triunvirato y la frágil unidad interna. Intentarán entre este viernes y la semana que viene reunir al trío de líderes, Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña con quienes los precedieron en las anteriores versiones de la CGT, Hugo Moyano, Antonio Caló y Luis Barrionuevo y los demás referentes de «independientes» y «gordos». El mismo grupo que en 2015 comenzó las tratativas para alcanzar la unidad interna que quedó plasmada en el congreso de agosto del año pasado.
En cualquier caso el triunvirato sufrió un nuevo golpe. Por un lado lanzó un paro sin que los dirigentes de más peso estuvieran de acuerdo y por presión de la propia UOM y sectores disidentes como la Corriente Federal del bancario Sergio Palazzo, así como maniobras en las sombras de Moyano y Barrionuevo. La defección de la UTA afectó en particular a Schimid, referente de los sindicatos del transporte y que tampoco logró erigirse como líder de los aeronáuticos. Daer, por su parte, reconoció que su organización no tenía interés en ir a la huelga y quedó desautorizado por la avanzada de los más díscolos. Hoy el Consejo Directivo de la UOM se reunirá en Villa Lugano para determinar el alcance de su crisis con la CGT. En el gremio de Caló confirmaron que si bien Gutiérrez mantenía desde hacía tiempo un enfrentamiento con algunos colegas de Azopardo (como Pablo Moyano) el cimbronazo de ayer fue de nivel institucional y relacionado con el poco efecto del paro y una alegada debilidad de la central respecto de la administración de Mauricio Macri. (Ámbito.com)