Colegio rosarino impidió graduarse a estudiante por su corte de pelo
El alumno de quinto año no recibió su diploma y se le prohibió el ingreso al acto. Le dijeron que su peinado «no era acorde» con el reglamento
Los padres de un estudiante de un colegio rosarino denunciaron que las autoridades del mismo le negaron la posibilidad de participar del acto de colación de quinto año por su corte de pelo. El incidente trascendió en los últimos días, pero ocurrió el último sábado 2 de diciembre en el Teatro La Comedia, donde se estaba por llevar a cabo la ceremonia de los egresados del Instituto San Martín, ubicado en Salta al 1400. Mateo, de 18 años, tuvo que retirarse sin su diploma porque uno de los directivos le impidió participar, argumentando que su peinado «no era acorde» con el reglamento de la institución porque tenía el cabello muy corto a los costados.
El joven intentó razonar con el vicerrector, recordándole que esa noche tenía el cumpleaños de 15 de su hermana menor en Roldán y no hacía tiempo a concurrir a la peluquería antes de la fiesta. «Se había pasado todo el día ayudando con los preparativos para el festejo y luego se fue solo, más temprano, para participar del acto», contó Gisela, su madre. Pero toda explicación fue en vano, señaló Mateo. «Me dijo si para mí era más importante el cumpleaños o estar presentable para la colación, y le respondí que mi hermana. Entonces me dijo «andate, así no subís al escenario». Fue un momento feo», recordó. Finalmente tuvo que irse a su casa angustiado. En el camino envió un audio a su familia llorando y pidiéndole perdón por volver sin diploma. «No lo puede poner en esa situación un adulto a un chico», opinó la mujer.
Su padre, que iba a acompañarlo en el acto, se encontraba todavía en camino al teatro cuando le negaron la entrada. «Lo vieron solo y vulnerable y se aprovecharon de eso para echarlo», dijo Norberto, quien aseguró que varios compañeros llevaban el pelo de la misma forma, pero su hijo evitó hacer comparaciones para no perjudicarlos. Es más: según pudo reconstruir la familia por testimonios de los presentes, a varios de ellos, como sus padres estaban en el lugar, sólo fueron advertidos y citados a una reunión para llamarles la atención, pero los dejaron participar.
Gisela es docente de nivel inicial, y relata que varios allegados ligados a la enseñanza también reprobaron la actitud de la escuela. «Todos sabemos que lo que hicieron es gravísimo y no corresponde, no darle el diploma después de tanto esfuerzo que hizo para terminar sin llevarse ninguna materia. Estaba fuera del ámbito escolar, no es motivo para no permitirle compartir semejante momento con sus compañeros. Fue una amargura muy grande para todos», lamentó.
Luego del incidente, la familia del alumno esperó que el colegio se comunicara. Como esto no sucedió, llamaron para pedir una reunión en busca de explicaciones. «Nos ningunearon, me demostraron que no les importaba y me dijeron que me podían recibir recién el miércoles», contó Norberto, el padre, que, ante esta situación, concurrió al Ministerio de Educación de la provincia para denunciar el episodio y asesorarse. «Ellos dicen que citaron a las autoridades y les exigieron que nos pidan disculpas», contó el hombre.
Pero en lugar de ponerle paños fríos al asunto, la institución redobló la apuesta. El miércoles recibieron sólo a los padres, y la reunión fue tensa. Según Gisela y Norberto, el rector, Teodoro Amici, los trató «con una actitud altanera, soberbia, y dijo que no estaba arrepentido de nada. Que el reglamento era claro y prohíbe los cortes extravagantes, un término muy amplio que puede significar lo que a ellos se les ocurra», refirieron, aunque no cuentan con copia del reglamento. De hecho, ambos dijeron que en la institución hay una especie de obsesión con los peinados, y las cabezas de los alumnos «son requisadas asiduamente, salón por salón, y si no les gusta el corte de pelo los obligan a raparse».
Luego del tirante encuentro, Amici les pidió que vuelvan al día siguiente con Mateo, y allí afirmaron- fueron nuevamente atacados por el directivo. «Prácticamente no nos dejó hablar, y lo inducía a mi hijo a asumir la culpa por lo que había pasado. Tratamos con toda nuestra voluntad de obtener una disculpa, que nos fue negada. Fue como hablar con la pared. En un momento nos dijo que si no nos gustaba nos podíamos ir nosotros, Mateo y nuestra otra hija que está en tercer año. No son formas muy pedagógicas de tratar a la gente», graficó Gisela, indignada.
Sólo un certificado
Tampoco le quisieron dar el diploma simbólico y la medalla, que el chico ya había acordado con sus compañeros para que les fueran entregados durante la fiesta de graduación. Sólo le expidieron un certificado de alumno regular para que pueda anotarse en la facultad. Luego de la reunión, personal de la institución se acercó a manifestar su desacuerdo con la decisión. «Todos le tienen miedo al rector. Nosotros estamos conformes con la escuela, los profesores, los preceptores. De hecho no pensamos sacar a nuestra hija de la institución para no perjudicarla. Pero la actitud de este hombre es inaudita, muy antigua. No entendemos qué quiso hacer», analizó Norberto.
Al salir de allí, y con la convicción de que las diferencias eran insalvables, los padres de Mateo concurrieron a la Defensoría del Pueblo y luego aI Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) para asentar una denuncia por discriminación. «Nosotros nunca fuimos padres problemáticos. Mi hijo no tuvo nunca ni siquiera una amonestación. Con esto lo marcaron de por vida», expresó la madre, quien indicó además que la mamá de otra víctima de un episodio simular sucedido hace unos años se comunicó con ella para decirle que reclame. «Es una escuela que siempre habla de los valores, de la disciplina. ¿Qué clase de valor le inculcaron con esto? «, se preguntó por último su esposo. (La Capital)