PJ santafesino: ¿Unidad trasnochada o unidad programática?
El 5 de enero pasado, en la sede del Sindicato de Luz y Fuerza de la ciudad de Santa Fe, el peronismo selló su unidad de cara a las elecciones regionales del año en curso. El acuerdo entre sus principales corrientes de opinión al que hacíamos mención en estas páginas, como la única forma posible de recuperar la provincia para esta fuerza política, finalmente se concretó. Lo que a todas luces parecía irrealizable en vista de la existencia de posiciones diametralmente opuestas, fue canjeado en un abrir y cerrar de ojos por una esperada y atrasada concurrencia de criterios.
Empero ¿Esta aparente confluencia de objetivos fue edificada sobre sólidas bases o su estructura tiene la misma resistencia del cristal? ¿Esta comunión de intereses podrá prolongarse en el tiempo o está condenada a durar lo que la estela de un rayo en el firmamento? Dicho de otro modo: la tan aplaudida unión ¿Fue producto de un extendido y adulto debate sobre las cuestiones más importantes que hacen al bienestar general de los santafesinos? ¿Se trató de una unidad trasnochada o una unidad programática?
La rapidez con la que se arribó al acuerdo a posteriori de la andanada de críticas y acusaciones del más variado tinte, vertidas por las máximas figuras de ambos sectores a sus contrapartes, da a suponer que primó nuevamente el interés personal a la discusión constructiva para dar vida una vez más en la comedia de la política real a aquél verso de la marcha peronista que proclama “todos unidos triunfaremos”.
También, las contradicciones quizás no facilmente identificables para el ciudadano común (que a decir verdad, poco le importan las idas y venidas de la casta rectora del destino de la sociedad que dice representarlo), en las que incurrieron tanto el kirchnerismo como el reutemismo luego de consumada la unidad, son otra prueba del poco intercambio de ideas que necesitó el logro de la misma.
Clarifiquemos la cuestión: el que varias de las figuras del Peronsimo Federal hayan participado del demonizado menemismo, no fue impedimento para que el kirchnerismo provincial, que también cuenta en sus filas con resabios humanos del proceso neoliberal, emprendiera el viaje hacia la conciliación, guardando en el ropero a la espera de mejor ocasión su archiconocida batería de cuestionamientos hacia los años noventa. Después de finalizado el encuentro partidario y haberse conformado el Frente Santa Fe Para Todos, el olvido se impuso sobre la memoria y el recurso de utilizar el pasado como argumento.
La polémica Ley de Boleta Única y su no menos acalorada implementación, proporcionó el marco para el desarrollo de otra peculiar y por demás obvia contradicción. Hasta días antes del congreso, el sector del justicialismo conducido por Carlos Alberto Reutemann se paseaba por los medios de comunicación habidos y por haber opinando maravillas sobre la iniciativa de Pablo Javkin. Luego de la celebracion del cónclave, la flamante normativa electoral se transformó en la madre de todos los males, ahora también para los voceros del Peronismo Federal, que al momento de votar el proyecto no habían mostrado mayor descontento.
¿Puede el justicialismo santafesino asentar su unidad sobre cimientos firmes?
Por supuesto, pero para esto su ojo visor debe enfocar la mirada en las cuestiones de auténtico interés para la ciudadanía, quitando del medio el velo individualista del egoismo que enturbia el panorama para satisfacer su complejo de inferioridad.
Debe tener lugar una discusión amplia sobre los temas prioritarios en la agenda pública provincial en la que participen todos los militantes. Nos referimos a las inversiones necesarias para potenciar la producción agropecuaria en una zona de providencial fertilidad y en un contexto mundial signado por la avidez de alimentos, para lo que será ineludible la acción conjunta del Estado y el sector privado. También la industria require de incentivos y protección que le permitan pensar más allá de la coyuntura, proyectando su expansión a futuro.
A la educación le toca otro tanto. Es imprescindible, desde la escolaridad inicial, ir generando recursos humanos que ayuden a cubrir la demanda del mercado laboral y agreguen valor profesional al desarrollo local y regional, contemplando los avances de la ciencia y la tecnología. De esta manera se impulsará la movilidad social, contribuyendo a saldar la gran deuda humana de la exclusión.
La salud es el otro pilar fundamental. Si bien durante los últimos lustros se registró un considerable progreso en cuanto a la puesta en funcionamiento de nuevos nosocomios y centros de salud, resta mucho por hacer en aras de conseguir un lozano sistema acorde a las exigencias sanitarias del presente milenio que esté al alcence de todos.
Estos puntos, junto a otros, sin lugar a dudas, deben integrar el plan de trabajo del peronismo. Sobre este tendrá que asentarse la unidad, si lo que se busca es mejorar la calidad de vida del pueblo santafesino. De lo contrario, habrá vencido nuevamente la improvisación y la “rosca del momento”, frente a la oportunidad de operar la modernización partidaria. Algo es seguro: la gente no confía más en el método “bolsa de gatos” para ganar una elección. El votante quiere debatir proyectos y propuestas concretas, no escuchar cháchara liviana.
Con todo respeto, me siento en la obligación de aclarar algunas cuestiones
partidarias, ya que como supongo el autor de la «opinión» seguramente desconoce.
En principio el partido Justicialista, al que pertenezco, es un partido amplio donde
fundamentalmente las organizaciones de base, el movimiento obrero en todas sus
vertientes y sectores de la cultura ligadas al pensamiento nacional, entre otras,
confluyen en un espacio común y democrático llamado «Plenario», en ese lugar se
discuten «Espacios de poder y Conducción», algo que en todo partido político debería
ser común, ya que esto es también «democracia partidaria», luego de este plenario las vertientes que disputan la conducción partidaria, se reúnen con los distintos espacios, para aplicar la ideología doctrinaria del Justicialismo y adaptarlas a la coyuntura del momento.
El Justialismo se diferencia ideológica y políticamente de lo que ocurre en otros «Conjuntos Políticos» como el actual gobierno de la provincia de Santa Fé, donde se eligen candidatos en la mesa de un bar de la peatonal de Rosario, y se logra un verdadero «Frankestein Político» armado con un único propósito, el de ganar una elección. Esto es el Frente Cívico, donde claramente puede aplicarse el termino «Bolsa de Gatos», en el participan sectores que al menos en principio, pueden observarse como antagónicos, donde conviven el Progresismo del Partido Socialista Popular (PSP) que supuestamente esta en la antípodas ideológica del el Liberalismo Social o Popular del la Unión Cívica Radical (UCR) y en medio de estos extremos ideológicos, esta la intermitencia democrática del Partido Demócrata Progresista (P. D. P.) .
Los Santafesinos hemos entendido que NO SE PUEDE gobernar con tales diferencias ideológicas y si se me permite el comentario, el sector político más perjudicado a sido la U.C.R. que históricamente a tenido un mayor caudal electoral y hasta una propuesta de gobierno, criticable tal vez, pero definida.
Creo que hay una equivoca «mala interpretación», de que es un plenario partidario y que se decide en el mismo, tal vez si el autor hubiese recurrido a su condición de Historiador, ubiera entendido mejor al plenario de el Partido Justicialista Santafesino, que ademas es un Movimiento Social, Amplio y Popular , sus condiciones académicas le permiten hacerlo, ahora «comentar» un hecho político, con pocos elementos y cargado de una inocente subjetividad, deja en claro que esta confundido o contaminado por alguna información errónea de algún agente externo.
Muchas gracias por poder expresarme, espero la difusión de este comentario.
Marcelo Ramírez.