Fin de año con toda la pirotecnia
El Gobernador Miguel Lifschitz tiene la cabeza puesta en la reforma de la Constitución (con reelección). El resto es aleatorio. Incluido el «Caso Pullaro». Hasta las reformas estructurales que propone Mauricio Macri, que en definitiva tendrán que pasar por el fino tamiz social y parlamentario.
Pullaro se fue de boca
El Ministro de Seguridad y presidente del sector radical aliado NEO Maximiliano Pullaro, afirmamos la semana pasada en esta columna que deseaba retirarse el venidero 10 de Diciembre con la satisfacción del deber cumplido en un área flamígera como es la cartera de Seguridad, donde la vida y bienes de los ciudadanos tienen que ser custodiados por personas a las cuales nunca se les divisa el límite funcional, ético y moral. La policía no sólo porta un arma en la cintura, maneja lo más preciado: información; que sólo ellos saben cómo cuándo y de qué manera direccionar hacia sus jefes orgánicos y al poder judicial.
A raíz de las sospechas de corrupción de un alto jefe policial – ya casi un hábito, hay muchos comisarios investigados y detenidos – se entró en un peligroso juego de novela policial negra con escuchas telefónicas al filo de la legalidad, personajes judiciales extralimitados, periodistas y medios difundiendo aquellas escuchas; en definitiva un combo fatal que terminó explotando en las manos del Ministro de Seguridad Maximiliano Pullaro.
Hubo – y hay – de todo: fiscales que pasaron de héroes a villanos; un juez que no termina de convencer con sus explicaciones sobre la intervención del teléfono del ministro; intrigas (que esperemos no se transformen en una cacería de brujas) por la entrega y difusión de esos audios telefónicos, que involucran al ministro en conversaciones (que cobraron dimensiones escandalosas al hacerse públicas) sino sospechados de delictuales, al menos rozando la ética profesional.
Naturalmente tratándose del líder del sector radical NEO envuelto en el escándalo político, vibraron los frágiles cimientos del FPCyS Fueron horas psicóticas (encima con el Gobernador en el exterior) hasta que el pleno de NEO, respaldado por el ala «bonfattista» del socialismo decidió que Pullaro, sino pensaba renunciar, contraataque ferozmente.
Y lo hizo en una tensa conferencia de prensa en la mismísima Casa de Gobierno, donde Pullaro acusó de sus desgracias a los «sectores oscuros» de la policía que, sea desde la clandestinidad porque están separados de la Fuerza por corruptos; o aún enquistados en las filas policiales, le estaban pasando la factura, auxiliados oportunamente por, cuanto menos negligentes oficiales de la justicia.
Volvió el Gobernador de EEUU y cortó por lo sano haciéndose cargo políticamente de la cuestión. El que de ahora en mas ataque a Pullaro lo estará haciendo contra el Gobernador. Punto. Lifschitz no le entregará la cabeza de un Ministro a la policía. Ahora Pullaro deberá recomponer su imagen pública con un estratégico desarrollo comunicacional, y observar el comportamiento disciplinario de «la gorra» (como le dicen a la fuerza policial en la jerga).
El «affaire» Pullaro, decíamos, desnudó la contradictoria debilidad política del FPCyS. Curioso escenario porque el «tsunami amarillo» que pasó por la Provincia el 22 de octubre en la legislativa nacional no tuvo correlato directo en los comicios locales; pero dejó secuelas a futuro en distritos importantes, entre ellos la paradigmática Rosario gobernada por el socialismo desde hace casi tres décadas, y principal sostén electoral del Frente.
Agenda gubernamental
El Gobernador tiene una agenda apretada de aquí a fin de año (restan 48 días): vigilar que el Presidente Mauricio Macri en su afán por contener el gangrenoso déficit fiscal no le coma la billetera (el Ministro Saglione ya salió a advertir que «Buenos Aires es la gran ganadora en el acuerdo fiscal»); encarrilar las conversaciones con los agitados dirigentes radicales NEO; rearmar el gabinete provincial, y comenzar a negociar con el peronismo la viabilidad de la reforma constitucional.
Y aguardar a que la herida del «Caso Pullaro» no llegare a supurar.
Punto por punto
«Consenso fiscal»: Santa Fe ya le avisó a la Nación que no piensa bajar el «regresivo» Impuesto sobre los Ingresos Brutos, porque los 30 mil millones de pesos por año que permite recaudar no hay manera de suplirlo. «Es imposible compensar por vía de un aumento del inmobiliario (sumado rural y urbano apenas recaudan un 10 % de IB) la pérdida en ingresos brutos», precisó el Ministro de Economía Gonzalo Saglione, quien aclaró que ya «el año pasado empezamos a bajar ingresos brutos, fundamentalmente a los pequeños contribuyentes de menos de un millón de pesos. Son cien mil contribuyentes, el 65 por ciento del total».
Según el Gobernador Lifschitz, Santa Fe es una de las provincias grandes con menor carga tributaria: «no cobramos ingresos brutos al sector agropecuario y al sector industrial, salvo a las grandes empresas que facturan 150 millones de pesos por año, y tenemos un régimen de exenciones muy importante que no tienen otras provincias, que sí pueden disminuir algunas alícuotas», explicó.
La Gobernadora María Eugenia Vidal recibirá 20 mil millones de pesos más por año, merced a la eliminación de un perverso techo del Fondo del Conurbano surgido de la interna Menem – Duhalde en el año 1994. Las Provincias escucharon aliviadas que no le sacrificarán recursos para compensar a Buenos Aires; hasta ahí nomas, porque del 15 % coparticipable del impuesto al cheque (débitos y créditos bancarios) pasarán a nada: el 100 % de lo recaudado irá al Ansés.
Santa Fe tampoco tiene necesidad de echar empleados públicos porque está dentro de los parámetros admitidos: 39 cada mil habitantes (Córdoba tiene 35) de los cuales el 77 % están concentrados en seguridad, salud y educación.
Y por las dudas ya se fijó en el Presupuesto 2018 que las obras públicas continuarán con plata propia. No se pedirá mas endeudamiento extranjero. El año que viene será de un ajuste feroz.
Diálogo con los radicales NEO. Hay inquietud en la tropa aliada porque perciben premonitoriamente que hay inestabilidad climática con proyección de fuertes tormentas en el radar político del FPCyS.
Los radicales socios, atraídos quizás por los cantos de sirena de Cambiemos, quieren apurar definiciones que el Gobernador ni el socialismo están en condiciones de responder. «Queremos que el Gobernador nos diga qué piensa hacer para definir qué vamos a hacer nosotros», apuran exagerada y casi coercitivamente.
Para poder contestarle con mediana certeza, Miguel Lifschitz debería compartir otro de los tantos asados con los senadores peronistas, para saber si le van a soltar la mano a Omar Perotti concediéndole la reforma de la Constitución con reelección. No está agendada por ahora esa comida.
Cambios en el gabinete. Alevosamente, el titular de la Bolsa de Comercio de Rosario, el reconquistense Alberto Paduán, pidió públicamente que el actual Secretario de Industria y Comercio y coterráneo Emiliano Pietropaolo sea el reemplazante de Luis Contigiani en el Ministerio de la Producción. Además Alberto Paduán – otrora ponderador de las bondades kirchneristas – fustigó al saliente Ministro: «no lo hemos visto pensando en la generación de puestos de trabajo», definió.
Paduán, si quisiera sostener a Pietropaolo, debería saber que a ningún gobernante le cae bien que le marquen los tiempos públicamente.
Habrá un nuevo ministro (o ministra) en Salud (otro de los cambios necesarios porque su titular jurará en un cargo legislativo); mientras que el Gobernador ya le habría avisado a los titulares de las carteras de Obras Públicas y Ciencia y Tecnología que el 10 de diciembre deberán desalojar sus despachos; en este caso por comprensibles razones políticas, debido a que Julio Schneider y Eduardo Matozo (a quienes el Gobernador describe como buenos funcionarios y mejores personas) ahora forman parte del sector Cambiemos por responder políticamente al Grupo Universidad que lidera José Corral.
El Gobernador Miguel Lifschitz entrará a transitar dentro de un mes la segunda mitad de su mandato. Cronológicamente la definición asegura una obviedad; pero en clave política tiene otro significado: buscar el sucesor; o la sucesora.