Schmid logró imponer en la CGT la línea dura contra Macri y arrastró a los gremios dialoguistas
El moyanismo condicionó a los dialoguistas, que piden a Macri armar una mesa de diálogo. Recelos con la CTA.
Juan Carlos Schmid reavivó la interna sindical al anticipar en su discurso de Plaza de Mayo que el 25 de septiembre pedirá un paro nacional, en la reunión confederal de la CGT que reunirá a los principales dirigentes gremiales del país.
La mayoría no imaginaba que llegaría condicionado por uno de los líderes del triunvirato que así evitó volver a ser víctima de abucheos de la izquierda, los movimientos sociales y las dos vertientes de la Centra de Trabajadores Argentinos (CTA), sectores con los que comparte reclamos y manifestaciones.
Volvió a hacerlo esta tarde, para recelo de propios y ajenos. «Hugo Yasky y Pablo Michelli fueron críticos del modelo sindical argentino y nosotros siempre lo defendemos. No sé hasta cuando podemos convivir tanto», admitió ante LPO el líder de uno de los gremios que más gente llevó a las inmediaciones de la Casa Rosada.
De todos modos, la misma fuente admitió que la agenda social impuesta por sus bases pueden quedar condicionadas por la agenda de organizaciones sociales y la izquierda, luego tomada como propia por Yasky y Michelli. Lo sabe Rodolfo Daer, de Alimentación, vapuleado por la izquierda tras los despidos en Pepsico y uno de los primeros en subir al palco esta tarde.
Para fortalecerse, Schmid se mostró como nexo de la CGT con estos grupos, a quienes pareció dirigirse con proclamas como pedir por la aparición de Santiago Maldonado, desconocer los consejos del Fondo Monetario Internacional, criticar el «Estado ausente» o ratificar el rol del trabajador como creador de riqueza.
Las mezcló con banderas de las organizaciones sociales (la ley para declarar emergencia alimentaria) y otras propias de la CGT, como la defensa a los convenios colectivos de trabajo y a las obras sociales sindicales.
Temor de los dialoguistas
Los más alarmados con la dualidad de Schmid son los ya denominados «dialoguistas», un sector donde confluyen los grandes gremios de servicios («Los gordos») y los denominados «independientes». Entre los primeros se alistan Héctor Daer (miembro del triunvirato y jefe de Sanidad), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) y el silencioso Armando Cavallieri.
Son quienes intentaron sin éxito frenar la marcha la semana pasada. Para no ser acusados de carneros, Daer y Lingeri no subieron al palco pero se mostraron junto junto a columnas minúsculas de manifestantes, actitud imitada por Antonio Caló (UOM).
El de Sanidad no la tuvo fácil: para evitar silbidos, fue el único miembro del triunvirato en quedarse lejos del atril. Sí se mostró junto a Schmid el barrionuevista Carlos Acuña y desplegó una columna del sindicato de estacioneros por plaza de mayo.
Andrés Rodríguez (UPCN), emblema de los «independientes», anticipó ayer que no imagina un paro general este año, pero pobló diagonal sur con sus afiliados y subió al palco a apoyar a cantar la marcha peronista. No así Gerardo Martínez (Uocra), uno de los pocos que nadie vio pasar por la plaza.
«Intentaron frenar la marcha la semana pasada basándose en el resultado electoral, pero si el Gobierno no inicia una mesa de diálogo que funcione les va a costar resistir en septiembre», interpretó otro gremialista presente en la marcha.
Pero admitió que «está claro que no consideran afectados a sus afiliados con las políticas del Gobierno», que tuvo gestos como subir el mínimo de Ganancias o iniciar la devolución de fondos de obras sociales retenidos, los principales reclamos en los últimos años de Cristina Kirchner.
Pero Schmid centró su reclamo en el modelo económico y se ungió como el referente del sindicato del poderoso sindicato camioneros, que se hizo cargo de la seguridad y desplegó banderas y pecheras de todas las ramas de su actividad. Pereció dispuesto a pedir por él si, como se supone, en algún momento la CGT se dispone a tener un solo secretario general.
También hizo suya la causa docente con fuerte presencia de la Unión de Docentes Argentinos (UDA), enfrentada al Gobierno desde la eliminación de la paritaria nacional.
Para fortalecerse, Schmid acercó a los dos grupos no integrados a la CGT: la corriente federal y el Movimiento Acción Sindical Argentino (Masa). Pero sólo el primero participó de la marcha, liderado por el bancario José Palazzo, enemigo declarado del Gobierno desde que Macri se negó a homolgar su paritaria en enero.
El Masa lo integran 20 sindicatos, entre ellos Ferroviarios (Sergio Sasia), Guillermo Moser (Luz y Fuerza), Omar Viviani (Taxistas) y Osvaldo Iadarola (Telefónicos). Estarán en el confederal del 25, pero no se imaginan llamando a un paro.
«Tenemos que tener propuestas concretas. Si hablamos de salario mínimo, decir cuál queremos. O si pedimos bajar las importaciones, cuál sería el plan para sustituirlas. Eso vamos a pedir», anticipó a LPO Sasia. El debate recién empieza. (La Política On Line)