Paso nacionales en Santa Fe: El odio y el miedo pudieron más
Mucho de lo que pasó el Domingo en Santa Fe fue adelantado en estas páginas. Inclusive el viernes previo a las elecciones señalamos que «la suma de los candidatos del PJ pondría al tope al Frente Justicialista». Se equivocaron feo las encuestas que auguraban un final más o menos ajustado entre Cambiemos y el FPCyS.
La estratégica nacional-polarización de las elecciones por parte del equipo del macrismo sumergió al vernáculo FPCyS en la más absoluta desolación electoral. Pudo más la maniquea dicotomía nacional «Macri o Cristina» que la estrategia frentista local de pegar la figura del candidato Luis Contigiani a la fulgurante performance de Miguel Lifschitz.
No hacía falta demasiado esfuerzo para psicopatear a una sociedad asqueada por la corrupción y el autoritarismo kirchnerista. La colonización mediática nacional a la que está sometida la población hicieron el resto; solo bastó que aceitada y estratégicamente medios y comunicadores nacionales mostraran la devastación venezolana ó la decadente Santa Cruz en un suerte de múltiples Bernardo Neustad versión Siglo XXI. Y que el Presidente lo repitiese en su gira nacional preelectoral en tono de trágica letanía.
«La gente votará a Cambiemos porque en la memoria colectiva está presente que un gobierno no peronista nunca terminó su mandato», aseguraba la encuestadora local Alejandrina Retamar. La incontinencia verbal de cristinistas sin filtro le facilitaron el trabajo a la dupla Macri – Durán Barba.
«Todo aquel que votó el Cambio hace dos años difícilmente dé marcha atrás ahora por más que haya amenazas económicas; en todos casos se aferra a la esperanza de que las cosas mejoren», reflexionaba un alto dirigente socialista el domingo avanzada la noche, y ante el devastador resultado del FPCyS.
«Yo no estoy muy de acuerdo con muchas de las cosas de este gobierno, pero hay que darle fortaleza a Macri para que no lo intimide el kichnerismo», fundamentó una ciudadana de una localidad del Departamento Castellanos (donde Cambiemos arrasó).
¿Por qué el peronismo logró semejante performance?. Hace dos años Omar Perotti peleó la gobernación con 584.017 votos (30,64%). Este domingo el PJ superó nuevamente el medio millón de sufragios (502.932 votos, casi 28%). Aún le falta un poco para alcanzar la media histórica de 600 mil votos.
La polarización propuesta por Macri fortaleció al peronismo en la misma proporción que debilitó al FPCyS.
Hete aquí el desafío del buró frentista para readecuar un discurso rumbo al 22 de octubre que rompa esa polaridad. Los votos obtenidos por cada agrupación difícilmente cambien demasiado de manos. El FPCyS deberá ir a la caza de los nuevos votantes (la concurrencia a las urnas encima fue altísima), quizás de los desahuciados que obtuvieron muy poco, y de los que quedaron afuera del piso electoral.
Evidentemente criticar a Macri por sus malas políticas quedó como patrimonio casi exclusivo del peronismo; por lo tanto al FPCyS solo le quedará la ímproba tarea militante de los senadores, jefes comunales y municipales (en 260 distritos no hubo paso locales este domingo) de militar la boleta del Frente a la vieja usanza.
Difícilmente los habitantes de la Provincia desconozcan todo lo realizado por Miguel Lifschitz y su Ministro de la Producción – candidato Luis Contigiani por los sectores productivos, sobremanera por aquellos más castigados por las políticas nacionales; pero, al revés de la canción «el amor es más fuerte» (de la película Tango Feroz) el macri – kirchnerismo consiguió fraguar en la inteligencia social el odio, «sentimiento de profunda antipatía, disgusto, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, o fenómeno, así como el deseo de evitar, limitar o destruir a su objetivo» (Wikipedia).
Como podrá apreciar, caro lector, los argentinos estamos ante un abismo moral atemorizante. Nunca el odio condujo a nada bueno.