Murió el periodista Andrés Percivale
Tenía 77 años y había superado un cáncer de pulmón. También actor, construyó una extensa trayectoria en los medios: fue el primer conductor de «Telenoche» y trabajó como corresponsal de guerra
Este viernes, a los 77 años y luego de haber luchado contra un cáncer de pulmón, murió una de las figuras más prestigiosas del periodismo argentino: Andrés Percivale. Y fue mucho más que eso…
Estuvo a una materia de recibirse de arquitecto, pese a que su mamá en un principio no quería que tomara los libros. Pero lo suyo estaba en el cuarto poder. Así fue como en 1966 se convirtió en el primer conductor de un noticiero emblemático: Telenoche. Lo acompañó Mónica Cahen D’Anvers (82).
Un arriesgado de la profesión, a finales de 1967 se animó a viajar como corresponsal a la guerra de Vietnam, y su trabajo fue tan destacado que luego fue enviado a las revueltas de París, mundialmente conocidas como el Mayo Francés (mayo de 1968).
También condujo desde los estudios de Canal 13 la histórica transmisión del primer alunizaje, el de 20 de julio de 1969.
«Cada hombre y mujer que haya presenciado la transmisión -que para la época fue excelente- habrá experimentado algo distinto. Los que trabajamos esa noche, en ese estudio silencioso de Canal 13, estábamos perplejos. Ni más ni menos, nuestros ojos captaron un evento que trascendió el tiempo y el espacio», manifestó.
Animó ciclos como Los retratos de Andrés , Mónica y Andrés y Yo amo a la TV – y tuvo algunas incursiones como actor (trabajó en películas como Juan Manuel de Rosas y Un elefante color ilusión y participó de algunas telenovelas en los ‘70).
Fue multipremiado con varias estatuillas del Martín Fierro por su labor en la conducción.
Entre otras cosas supo tener una agencia de publicidad y estudio yoga, convirtiéndose en maestro. Le dedicó casi dos décadas a esa disciplina. Incluso, luego de que se le detectara el cáncer en 2010, el continúo con sus clases y llegó a afirmar que practicarla le hacia contrarrestar los efecto de la enfermedad que padecía.
«En las circunstancias actuales de mi cuerpo, siento muy palpables los beneficios de la técnica que empleo. Yo hago yoga contemporáneo», explicó en su momento.
«Estuve diez años en el consultorio de un acupuntor y aprendí mucho de medicina china. Digamos, de sabiduría china. Y entonces mezclé. Mi sistema de yoga es una clase de dos horas por semana. La primera es muy activa, muy yang, y la segunda muy yin, muy suave. Esa combinación, que abarca los dos hemisferios, termina con un estado de meditación muy profundo y muy saludable», agregó.
«Con el yoga aprendés muy claramente que la vanidad no es compatible con la felicidad, para nada. En lo posible, hay que terminar con el ego. Es muy difícil esa pelea, porque está muy metido en el inconsciente, muy adentro. Dominarlo es un trabajo que hay que abordar, porque cada vez que te ofendés en la vida habla tu ego», completó. (Clarín)