Buzzi: «Si alguna vez existió un pacto Roca-Runciman; hoy está funcionando un acuerdo Moreno-Cargill»
A dos días del encuentro pactado por el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, con la Mesa de Enlace para tratar la problemática del sector triguero, la Federación Agraria Argentina (FAA) vuelve hoy a la protesta callejera en una ciudad del interior.
La movilización, que toma la forma del «tractorazo», será en Rufino, sobre el sur de Santa Fe, muy cerca del límite provincial con Buenos Aires y Córdoba.
La medida incluirá una concentración frente a la acopiadora local de la multinacional cerealera Cargill y será una muestra de rechazo a la política oficial para la comercialización del trigo.
«Queremos que se abra, definitivamente, la exportación y que las multinacionales no tengan excusas para no pagar el FAS teórico (precio internacional menos retenciones) que debe cobrar el productor, que hoy recibe doscientos pesos menos por tonelada», aseguró Natalio Lattanzi, de FAA-Rufino.
La marcha, según los organizadores, convocará a casi un centenar de tractores, más unas doscientas camionetas y autos. El inicio está previsto para las 17, en los accesos a la ciudad, sobre la ruta 33.
De acuerdo a lo informado, participarán productores de Cañada Seca, Piedritas, General Villegas, Santa Regina, Laboulaye, Jovita, Villa Rossi, Rosales, Leguizamón, Monte Maíz, Canals, Viamonte, Venado Tuerto, Firmat, Chañar Ladeado, Blaquier y Aaron Castellanos, entre otras localidades.
La dirigencia ruralista esgrime otros dos reclamos esenciales:
* Cese del régimen de cupos para la exportación de trigo.
* Eliminación de los Registros de Operaciones de Exportación (ROE), que deben ser autorizados por la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA).
Este tipo de mecanismos quita competitividad al mercado y hace que molinos y exportadoras sólo entren al mercado cuando las condiciones y el precio les resultan beneficiosos.
* Cese del régimen de cupos para la exportación de trigo.
* Eliminación de los Registros de Operaciones de Exportación (ROE), que deben ser autorizados por la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA).
Este tipo de mecanismos quita competitividad al mercado y hace que molinos y exportadoras sólo entren al mercado cuando las condiciones y el precio les resultan beneficiosos.
«Si alguna vez existió en la Argentina un pacto Roca-Runciman, que tanto daño le hizo al país, hoy está funcionando un acuerdo Moreno-Cargill», comparó el titular de FAA, Eduardo Buzzi, en alusión a un documento firmado en 1933 por el que Gran Bretaña se comprometió a comprar carnes argentinas siempre y cuando su precio fuera menor al que ofrecían sus socios comerciales del Commonwealth (Canadá, Australia y Sudáfrica, entre otros).
Como contraprestación, la Argentina liberó de carga impositiva a los artículos de origen inglés y restringió la actividad de los frigoríficos pertenecientes a capitales nacionales.
Para la Mesa de Enlace, la ganancia del rubro exportador rondó, históricamente, los tres a cinco dólares por tonelada colocada en el exterior, mientras que hoy la cifra trepa a cuarenta o cincuenta dólares.