Nuevo capítulo por el control de la CTA entre Micheli y Yasky
Pablo Micheli se presentó en el edificio de la Central de Trabajadores Argentinos para asumir como secretario general. Al llegar dijo «no venimos a tomar nada por asalto». Yasky no lo recibió y ocupó otra oficina.
Los máximos referentes de la CTA, el oficialista Hugo Yasky y el opositor Pablo Micheli, protagonizaron un nuevo capítulo en la disputa por la conducción de esa central paralela a la CGT, manteniéndola en situación de ruptura y en un virtual estado de acefalía.
El mediodía de ayer frente a la sede de la CTA de la calle Piedras 1065, de esta capital se generó un clima de tensión cuando Micheli, tal como lo había prometido, concurrió al local para hacerse cargo de la conducción de la central.
Según detalló el propio Micheli al llegar las lugar, «la sede de la CTA estuvo rodeada por carros de asalto de la Policía Federal esperando no sé que cosa, porque nosotros no vinimos con intenciones de violencia, ni a tomar nada por asalto».
Más allá del clima de tensión, nada ocurrió y Micheli y Yasky terminaron ocupando oficinas separadas, a la espera de una resolución que permita definir quién de los dos ocupará la jefatura de la CTA por los próximos cuatro años.
Por su parte, Yasky señaló que con Micheli «cohabitamos en el mismo edificio de la CTA como lo hemos hecho antes y después de las elecciones, lo que no nos contiene en un mismo espacio son proyectos y métodos sindicales contrapuestos».
«Nosotros creemos en la democracia sindical y en una central pluralistas y Micheli demostró que no cree, ni en una cosa ni en la otra», enfatizó el docente.
«Espero que Yasky tenga sentido común y deje de actuar autístamente y no entorpezca más la situación» en la central, contraatacó Micheli, quien anticipó un pedido de licencia a la secretaría general de la opositora Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) para ocuparse «enteramente de la CTA».
Yasky explicó que el problema en la CTA tiene dos vías de solución, una es la vía electoral porque el 16 de marzo habrá elecciones y ahí el sector de Micheli tiene la oportunidad de participar en una elección limpia que reúna todas las garantías de transparencia y que defina la conducción legítima de la CTA.
Y la otra, es la judicial, porque «en este momento hay un juez que tiene en sus manos el expediente y que deberá emitir sentencia a acerca de la validez o nulidad de la elección complementaria a partir de la cual Micheli se proclamó electo pese a que había un dictamen en contrario de la jueza que en ese momento estuvo a cargo de la causa».
El docente atacó con dureza a su oponente al señalar que «cuando Micheli dice que la justicia lo proclamo secretario general miente de manera absolutamente conciente porque no hay ninguna resolución del juez que avale esto».
Frente a la sede de la CTA, Micheli dijo que vino para «asumir la conducción de la central sindical y aseguró que llegó «para ocupar el lugar» que le «corresponde».
Remarcó que «Yasky se puede quedar con la oficina, para mí eso es secundario», manifestó el dirigente, quien consideró «una descortesía» que su rival en las elecciones se haya retirado del edificio para no toparse con él.
Reiteró que «no venimos en términos de violencia porque es nuestra casa; uno no toma la casa suya por asalto, venimos a ocupar el lugar que nos corresponde».
«Somos la nueva conducción de la CTA. No sólo ya lo dijo la gente con su voto sino que ahora lo refleja el fallo judicial», destacó.
Enfatizó que «como secretario general asumo la responsabilidad jurídica» de la central obrera y advirtió que Yasky, al irse antes de su llegada, «hizo lo de siempre: esquivar la posibilidad de diálogo».
Semanas atrás Micheli, rodeado por gran parte del arco político opositor, encabezó un acto de asunción frente al Ministerio de Trabajo de la Nación, cartera que prorrogó a principios de noviembre último el mandato de Yasky al frente de la central obrera paralela. (dyn)