En Rosario, 24 mil chicos perderían la Asignación Universal por adeudar papeles
La Ansés exige que sus padres acrediten la escolaridad y vacunas 2015 antes del 30 de abril. Si no, se suspende el pago. Hay operativos
Por Silvina Dezorzi/La Capital
Sobre el total de 161 mil familias que hoy cobran la asignación universal por hijo en Santa Fe, 31 mil aún no presentaron el calendario de vacunación y el certificado de asistencia escolar que corresponden al 2015. El problema es que si no lo hacen antes del 30 de abril, por una nueva disposición de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Ansés) los chicos dejarán de recibir el beneficio. El cálculo es que en Rosario corren ese grave riesgo unos 12 mil hogares, 24 mil pibes. Frente a ese panorama, que el propio titular regional del organismo, Sebastián Mastropaolo, admitió como «muy preocupante», por estos días aseguran trabajar en operativos barriales y en «red» para que las familias más vulnerables y con dificultades materiales y simbólicas puedan regularizar el trámite. Aun así, para el directivo la medida, reversible, apunta a reafirmar que «el fin y la esencia» de la asignación es «educar y garantizar la salud de los chicos». Para la Municipalidad, en cambio, la decisión no puede calificarse sino como una «barbaridad» (ver aparte).
Hoy en Santa Fe los «titulares» de la asignación —padres, madres, tutores o curadores— suman 160.994 (alrededor del 40 por ciento de ellos vive en Rosario), pero los verdaderos beneficiarios, chicos de hasta 18 años o con una discapacidad sin límite de edad, llegan a 286.833. Unos 37 mil más que en noviembre pasado, según datos de la propia Ansés.
Por entonces el organismo calculaba que en toda la provincia había aún 100 mil niños en condiciones de recibir la asignación (por ser hijos de desocupados, monotributistas sociales, trabajadores en negro o de servicio doméstico con sueldo inferior al mínimo, vital y móvil), pero que no la habían tramitado. Por ende, en la ciudad la cifra de pibes que no cobraban pudiendo hacerlo rondaba los 40 mil.
Para Mastropaolo, en estos últimos meses el universo de beneficiarios creció, aun cuando sigue existiendo un núcleo duro que no accede al programa y que hasta «desconoce ese derecho».
Seguir incorporando a esa gente al beneficio representa un desafío, pero ahora la Ansés subió la apuesta y en los hechos abrió un nuevo frente de tormenta: al decidir que suspenderá el pago a quienes antes del 30 de abril no presenten las constancias de escolaridad y vacunación correspondientes al 2015, jugó una carta fuerte.
La medida tiene sus antecedentes: en una reunión que la intendenta Mónica Fein mantuvo en septiembre pasado con la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Carolina Stanley, la funcionaria macrista le trasladó su preocupación porque «cada vez más familias rosarinas» sólo podían cobrar una parte del beneficio por no presentar una vez al año la documentación exigida.
Eso se debe a que mensualmente los padres cobran el 80 por ciento de los 1.246 pesos que corresponden a cada chico (996,80 pesos) y cuando presentan los certificados reciben el acumulado anual del 20 por ciento restante.
Mastropaolo definió esos montos anuales como sumas importantes, ya que van desde 3 mil pesos (si se cobra por un solo hijo) a más de 15 mil (si es por cinco, el máximo posible).
Aun así, el organismo afirmó que en la provincia las familias deudoras de la documentación a las que se viene descontando el 20 por ciento del beneficio llegan a 31 mil. Pero ahora podrían perder mucho más: directamente, de no regularizar su situación el mes próximo, el 1º de mayo se les suspenderá la asignación.
Si el 40 por ciento aproximado de esos 31 mil morosos viven en Rosario, los hogares locales en riesgo de dejar de cobrar la asignación superarían los 12 mil. A razón de dos hijos por titular, como promedió por los barrios. Un operativo de la Ansés para inscribir a la AUH.
Mastropaolo, los chicos a los que se podría suspender el pago llegan a 24 mil en la ciudad.
El tema es dilemático. Por un lado, el funcionario sostuvo que el organismo está desplegando el máximo de sus recursos para «salir en busca» de esas familias que adeudan las constancias, pero por otro reconoció que un número indeterminado no logrará saldar esa deuda.
Aparte de la atención en las cuatro Udai de Rosario (Rioja 1120, Mendoza 948, Alberdi 651 bis y Provincias Unidas 571), el funcionario afirmó que se trabaja fuerte con dispositivos «más flexibles»: operativos territoriales multiagencia llamados El Estado en tu Barrio (ver infografía pagina 3), trabajo con referentes barriales capacitadores de otros padres conocido como Redes con la Comunidad y recorridas por el Gran Rosario con camionetas que funcionan como «puntos de contacto».
En los operativos (tres en marzo, esta semana en el club Torito de Parque Field y la próxima en el predio San Patricio de Funes) desembarcan unos 40 agentes de Ansés, Pami y las carteras de Trabajo, Salud, Desarrollo Social y Justicia.
Hasta mediados de esta semana, ese despliegue se había traducido en 1.000 tramitaciones de DNI, 2.050 ante la Ansés, 950 consultas a Salud, 245 vacunaciones, 401 trámites ante Desarrollo Social, 165 ante Trabajo y 116 ante Pami.
«Los operativos, que en los barrios movilizan mucho gracias al boca a boca, funcionan con el principio de ventanilla única», explicó el funcionario, lo que significa, por ejemplo, que si para cualquier trámite se necesita el DNI y quien consulta no lo tiene, lo puede gestionar en el momento y en ese mismo lugar.
«Ojalá no quede nadie» sin poder cobrar la asignación después del 30 de abril, dijo Mastropaolo, pero confió en que quienes no salden la deuda a esa fecha igual podrán hacerlo después «y en el peor de los casos la van a volver a recibir no bien presenten la documentación».
A la hora de analizar por qué pueden darse los incumplimientos, el titular de la regional de Ansés trazó dos grandes caracterizaciones. «Gente a la que por distintos motivos se le complica mucho acceder a ciertos lugares como una oficina pública, que no tiene ni dinero para llegar, o mamás solas con muchos chicos, por ejemplo», pero «también cierto relajamiento con la obligación, porque no se presentó antes y no pasó nada».
«Pero si la asignación universal tiene un fin y una esencia es garantizar la educación y la salud de los chicos», afirmó. El problema es que el camino al infierno suele estar empedrado de buenas intenciones. (Silvina Dezorzi/La Capital)