Murió el rescatista de animales José María Peralta, “el hombre que amaba a los gatos”
José María Peralta, el hombre de 49 años que el 6 de enero pasado cayó de un tercer piso de un edificio, ubicado en Montevideo al 2000, intentando rescatar a un gato que se le había escapado a una mujer y había llegado a trepar hasta el sexto piso, murió este domingo a la tarde tras un mes y medio de pelea, luchando por su vida.
José era rescatista de animales, sobre todo de la especie felina: un apasionado de los peludos de cuatro patas. La vida le jugó una mala pasada y pasó un mes y medio en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez.
“Con todo el dolor del alma tengo que decirles a mis contactos que seguían la evolución de José María Peralta que hoy, 19/2 15:15, nuestro compañero de lucha nos dejó en este plano físico. No puedo explicar con palabras lo que siento, es una mezcla de muchas cosas. Tristeza, dolor, bronca”, anunciaban en el Facebook.
“Que injusto! Mucha gente buena se va, gente que hace de este, un mundo mejor! Vuela alto compañero. Nos vemos arriba si me toca ir. Hasta pronto”, respondía otra seguidora.
También hacían alusión a que murió un día antes de que se celebrara el día del gato, como si se tratara de una coincidencia poco habitual.
José se cayó de un tercer piso de un edificio, ubicado en Montevideo al 2000, intentando rescatar a un gato que se le había escapado a una mujer y había llegado a trepar hasta el sexto piso. Cuando José quiso descender ayudado con una soga “se resbaló”, se precipitó al vacío y cayó sobre el patio interno de un departamento deshabitado. Los Bomberos acudieron al lugar y rompieron una puerta para poder retirarlo.
Verónica López Nordio, integrante de la Protectora Rosario, hace varios años que conocía a Peralta: “Era rescatista de animales. Sobre todo se dedicaba a los felinos. Siempre estaba al pie del cañón, lo llamaban para un rescate y salía con su moto. Se metía en barrios difíciles, hasta rescató animales heridos de bala. También a los que le falta un ojo, una pata. El tenía el don de amansarlos, de contenerlos y asistirlos”. (El Ciudadano)