Fiscales piden 17 años para Ochoa por el asesinato del Pimpi
En la primera jornada del juicio oral contra el «Panadero», el fiscal Luis Chiappa Pietra pidió esa condena, acusándolo de instigar el homicidio de quien fuera su antecesor como jefe de la barra brava de Newell’s
Dos ex jefes de la barra de Newell’s, uno muerto y el otro acusado de ordenar su asesinato. Las dos figuras se encontraron en una misma sala en el arranque del juicio contra Diego «Panadero» Ochoa por instigar, siete años atrás, el crimen de su antecesor al frente de la hinchada, Roberto «Pimpi» Caminos. El fiscal Luis Schiappa Pietra pidió 17 años de prisión para el ex barra por ordenar la ejecución de quien, según planteó, disputaba su cargo al frente de la tribuna. «Esto no es un juicio. Es un pseudo proceso. Ochoa declaró como testigo y aquí lo tenemos sentado hoy como acusado, en un escenario contradictorio», contraatacó el defensor Ignacio Carbone, quien se refirió al debate como una reedición «deplorable» del que en 2011 desembocó en la condena de dos autores materiales y un partícipe por el crimen de Pimpi.
Luego de un áspero duelo de apertura, el propio Ochoa tomó la palabra y dijo lo suyo al tribunal: «Solamente les voy a pedir a ustedes la imparcialidad porque hace tres años y medio que estoy detenido injustamente. Gracias a Dios hoy estamos en un juicio donde lo puedo demostrar». De camisa cubierta por un chaleco antibalas, el ex conductor de la barra rojinegra dijo que se sintió «muy presionado» por la fiscalía cuando estuvo «50 días en un buzón» y le ofrecieron un juicio abreviado; «que no voy a aceptar jamás porque soy inocente. Cuando uno dice la verdad y es claro no tiene nada que ocultar», remarcó.
Esa afirmación hizo saltar de su asiento al fiscal, quien negó haberle ofrecido un abreviado y catalogó como «una canallada» los dichos del Panadero. Fue una de las tantas veces en que los jueces Edgardo Fertitta, Julio Kesuani y Marisol Usandizaga debieron intervenir para aplacar ánimos exaltados en la disputa entre acusación y defensa.
Así, según expusieron en la jornada inaugural, para Schiappa Pietra durante el juicio quedará demostrado que Ochoa era el más beneficiado con la muerte de Pimpi y que estaba en condiciones de mandar a otros a matarlo. Para Carbone, que la investigación perdió objetividad y lo acusaron sin más pruebas que los dichos de sus enemigos declarados.
REEDICIÓN
Este es el segundo juicio que se hace en los tribunales de Rosario por la muerte de Pimpi, quien fuera jefe de la tribuna rojinegra hasta fines de 2008, en los tiempos de Eduardo López como presidente del club. En el primero terminaron condenados René Ungaro y Carlos Alberto Godoy a once años de prisión como coautores del asesinato. Emanuel Suárez primero fue absuelto y luego condenado a seis años y medio como partícipe secundario.
En esa ocasión se consideró probado que los tres pasaron en la madrugada del 19 de marzo de 2010 en un auto y una moto frente al bar Ezeiza, de Servando Bayo al 1400, y tras advertir que allí estaba Pimpi regresaron a matarlo con cinco tiros en la vereda.
Ochoa declaró entonces como testigo por los llamados que recibió aquella madrugada desde un handy a su nombre que usaba Betito Godoy, de quien reconoció ser amigo. Como se juzga el mismo homicidio, muchos testigos que declararon entonces están citados otra vez. Ayer desfilaron los familiares de Pimpi. Su hermana Rosa aseguró con firmeza, aunque en base a rumores, que Panadero fue el instigador.
Para el fiscal Schiappa Pietra la situación de Ochoa en la causa estuvo «al límite» desde un comienzo. Por eso, dijo, se le tomó una declaración informativa que luego se archivó. Hasta que el 5 de febrero de 2013 «los investigadores se encontraron con el homicidio de Maximiliano «Quemadito» Rodríguez, un ex ladero de Ochoa en la barra y protagonista de una asonada para desbancarlo, quien murió de un disparo en la nuca efectuado por sicarios en Pellegrini y Corrientes. «Se condenó a cuatro personas muy vinculadas a Ochoa por este hecho. Hay fotos de él abrazado al matador de Maxi y al matador de Pimpi», conectó el fiscal ambos casos.
CONEXIONES
Por la muerte de Rodríguez, Ochoa fue procesado, luego desvinculado y ahora se espera resolución luego de que la camarista Carina Lurati revocara su sobreseimiento en marzo pasado. En la teoría acusatoria esas dos muertes, así como el atentado al barra Matías Pera del 21 de noviembre de 2010, están ligados. «Hay una conexión», dijo el fiscal, para quien Ochoa instigó todos esos disparos con un mismo móvil: «La perpetuación en la continuidad en la barra» como referente.
En esa línea, consideró que Pimpi era «una amenaza» para el liderazgo de Ochoa y que eso se plasmó en el intento de copamiento del club en enero de 2009. «Los hechos violentos no eran cometidos por Ochoa sino por otras personas», sostuvo. Sobre la estructura de la barra y las ganancias por el control de viajes y entradas el fiscal reclamó «no ver en esto un relato folclórico» sino «una serie de hechos criminales concatenados». Enfocó en la relación de Ochoa y Godoy y pidió 17 años de prisión como instigador del crimen. Al mensurar la pena contempló la otorgada a los coautores en el primer juicio, «pero también el liderazgo de Ochoa, quien salía más ganancioso y tenía un altísimo grado de influencia sobre quienes hacían ese trabajo para él».
CONTRAGOLPE
«Se ha perdido todo el rumbo objetivo en la investigación», contragolpeó Carbone y cuestionó el «doble rol» que le asignó la Fiscalía a Ochoa, primero como testigo y luego como acusado. También señaló contradicciones con el primer juicio, donde a los coautores les achacaron conflictos propios y personales con Pimpi como móvil del crimen mientras que ahora se plantea que actuaron bajo órdenes de Ochoa y para su beneficio.
«Estamos ante un crimen con múltiples móviles pero incompatibles. Familiares de Pimpi hablaron de enemistad con el clan Ungaro y al menos tres incidentes en los que Ungaro intentó matarlo», recordó. Y agregó que «el 85% de la prueba que se producirá aquí ya se hizo en aquel juicio».
Sobre el contacto vía handy del Panadero con Godoy tras el crimen de Pimpi, Carbone recordó que su cliente «dormía con su pareja, recibió alertas invitándolo a un baile, no accedió y a Betito lo notó borracho o nervioso. Esto no bastó para indagarlo pero hoy pretenden condenarlo».
A esto, apuntó, se suman declaraciones de barras como Matías Pera y Sergio Rodríguez, «personajes del hampa rosarino y enemigos reconocidos de Ochoa». Y tras insistir con que «esto es una remake deplorable del otro juicio» pidió a los jueces considerar a Ochoa como «un ciudadano común, no un hincha con fines criminales».
CARTA DE BETITO
«Pana no dejes la hinchada porque no la agarramos más. Yo estoy con vos. Que no te bajen ahora porque cagamos todos. Poné lo que tengas que poner para aguantarla. Juntá gente y pediles plata a los dirigentes así podés seguir», dice una carta que le envió desde prisión Carlos Alberto «Betito» Godoy a Diego Ochoa cuando aún estaba al frente de la barra y que fue presentada como prueba por la Fiscalía. (NotiExpress)