Hace 20 años asesinaban a José Luis Cabezas
Su crimen fue un atentado directo a la libertad de información. Hoy, ninguno de sus asesinos está preso. Qué pasó el 25 de enero de 1997
Alfredo Yabrán fue uno de los empresarios más poderosos del país durante la década del 90. Es considerado el presunto instigador del asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas , ocurrido en Pinamar el 25 de enero de 1997. Un año después de la muerte de Cabezas, Yabrán se disparó con una escopeta en la boca, segundos antes de que doce policías irrumpieran en San Ignacio, una de las estancias que poseía, cerca de Larroque, su ciudad entrerriana natal. ¿Por qué Yabrán era tan poderoso y qué vínculos tenía con el poder de turno?
El programa Terapia de Noticias emitido en la señal LN + explicó los motivos. El periodista especialista en materia de Seguridad Gustavo Carabajal recordó el vínculo del empresario con el ex presidente Carlos Menem: «Elías Jassan había sido empleado de él. Dos días después de la muerte de Cabezas, Jassan recibió un llamado de la custodia de Yabrán». Y añadió: «Yabrán le puso a [Carlos] Menem el ministro de Justicia».
Veinte largos años pasaron desde aquella infausta madrugada en la que un grupo mafioso le arrebató la vida a un trabajador de prensa de 35 años, padre de tres niños —Juan, Agustina y Candela—, hijo de José y Norma (un matrimonio de origen italiano), hermano compinche de Gladys, amigo risueño y destacado reportero gráfico que supo ver a través de su lente más allá de lo que muchos veían con sus ojos. José Luis Cabezas fue secuestrado, golpeado, esposado con las manos en la espalda y obligado a arrodillarse ante los cobardes que estaban enfrente. En esa posición le dispararon, dos proyectiles entraron en su cabeza. Luego colocaron su cuerpo en el interior del auto que antes manejaba y lo incendiaron con él adentro. El lugar elegido por la banda comandada por uno de los hombres más poderosos de los 90 fue una cava en General Madariaga, hecha 15 días antes. Su crimen puso de pie a todo el país y otras 70 naciones se solidarizaron para pedir justicia. Por primera vez en democracia se atentaba de tal manera contra un periodista y en consecuencia contra la libertad de información.
Vale repasar la historia. El 23 de agosto de 1995, el entonces ministro de Economía, Domingo Felipe Cavallo, denunció ante la Cámara de Diputados negociados en el Correo y apuntó a una mafia que tenía respaldo del poder político. La exposición de Cavallo, junto a su gabinete completo, duró al menos 6 horas. Ante ellos cuestionó tajante: «¿Quién es el señor Yabrán? ¡Nadie lo conoce! ¡Pero él sí va a conocer todas las pruebas que tenemos!». Debajo del puño enardecido que sacudía de un lado a otro había un sinfín de hojas y expedientes que daban letra a esas acusaciones.
Al día siguiente todos los diarios titularon en primera plana: «Cavallo denunció una mafia enquistada en el poder». Meses después el economista fue separado del cargo, pero había logrado su cometido: el nombre de Alfredo Yabrán comenzó a estar hasta en las charlas de café. Todo el país se preguntaba por el enigmático empresario acusado de tener vínculos carnales con el presidente riojano. En 1997 no era fácil acceder a los datos de una persona (Google no existía, las primeras webs cobraban vida, los celulares con cámaras eran impensadas). Fue así como la revista Noticias pidió una entrevista con el dueño de las múltiples firmas. Aceptó con la salvedad de que no hubiera fotos porque ni los servicios de inteligencia conocían su cara. Se rumoreó que dijo: «Sacarme una foto a mí es como darme un tiro en la frente».
El entones editor general de la revista Noticias, el periodista Pablo Sirvén, recordó que Yabrán «dijo en una entrevista al diario Clarín que ‘tener poder es impunidad’. Se ufanaba de ser un empresario misterioso (…) era un hombre muy misterioso que quería hasta las últimas consecuencias que no se supiera nada de él».
Alejandra Daiha trabajaba como redactora en la revista Noticias cuando José Luis Cabezas fue asesinado. Hoy se destaca como editora ejecutiva de la revista y contextualiza: «Es importante destacar que Yabrán pasó todas las etapas políticas. En este momento contaba con los avales del menemismo.(…) Hay una responsabilidad cívica muy compartida». (La Nación)