La necesidad (política) suele tener cara de hereje
«Eso se llama espíritu de supervivencia», delineó el periodista devenido en diputado provincial Carlos Del Frade reflexionando sobre los presumidos acuerdos políticos de gobernabilidad entre el Gobernador Miguel Lifschitz y el Presidente Mauricio Macri.
La semana pasada conjeturábamos en esta columna – sin conocer algunos detalles que supimos entre semana – que a Macri y Lifschitz no les sobra – políticamente – nada como para enfrascarse en una guerra devastadora, que podría terminar encumbrando a otros rivales caso el acechante Frente Renovador, o al mismísimo peronismo, hoy en proceso de reconstrucción.
Más allá de la desconfiada serenidad espiritual que puede acarrear la presencia de las fuerzas federales en las atribuladas calles de ciudades santafesinas, que no será eterna, sería dable que los legisladores terminen de sancionar de una vez por todas las reformas al Código Procesal Penal que podría llevar a los delincuentes a temer ir presos – de verdad – si delinquen; única manera de amilanarlos un poco.
Decíamos que Macri y Lifschitz se reunieron la semana pasada, sorpresivamente para los colaboradores del Gobernador, «a solas y sin intermediarios». ¿Qué pactaron?. Gobernabilidad mutua (por las razones desarrolladas la semana pasada en este espacio), ¿a cambio de qué?. De que el PRO y sus aliados radicales en Cambiemos (léase Grupo Universidad) bajen los decibeles con las agresiones políticas; algo de eso se advirtió en la última semana. ¿Cuánto durará el armisticio?: hasta que a alguien se le escape el primer disparo (verbal). «Espero que dure», escucharon balbucear al Gobernador algunos íntimos.
Hay malestar estomacal en las filas del principal aliado del gobierno socialista: el radicalismo NEO; no se sabe bien porque. Se escuchan reproches hacia el Gobernador; refunfuñan. ¿Hay pactos no cumplidos?. ¿Celos políticos?.
«Lifschiz y Macri pactaron la política macro, quien se detenga en la chiquita perderá», caviló un radical aliado (al socialismo).
Creemos que eso también incluye al PRO. La reunión entre el Gobernador y el Presidente debe mirarse en perspectiva política y de gobernabilidad entre dos estrategas necesitados de buenas noticias. A Macri la economía no le da buenas señales; y a Lifschitz no le alcanza con anunciar un racimo tras otro de obras; la sociedad – pragmática al fin – termina pensando que «para eso pago mis impuestos». Y va por otros valores. Entre ellos la seguridad.
Hay posiciones divergentes en el PRO en torno de las candidaturas para las nacionales del año que viene. Mientras algunos – caso Angelini, presidente del Partido – creen que el intendente de Santa Fe José Corral debería encabezar la nómina de diputados nacionales; otros caso el ex- peronista aliado Norberto Nicotra insiste en su teoría de «una elección presidencial» donde el Presidente Macri en este caso plebiscitará su gestión y pedirá a la población que lo acompañe votando a sus candidatos, motivo por el cual no es necesario jugar la carta de Corral en Santa Fe.
De aquí a inicios del año que viene Lifschitz (junto al FPCyS) deberá resolver si convoca a las elecciones provinciales de manera separada o conjuntamente con la nacional de octubre. Dentro del radicalismo aliado (NEO) hay quienes le sugieren al Gobernador que unifique los comicios para desbaratar definitivamente el acomodaticio discurso de los radicales en Cambiemos de «vamos en las provinciales con el FPCyS y en las nacionales con Cambiemos». Opción que según pudimos observar también revolotea en las elucubraciones de algunos socialistas.
Lucha frontal contra el narcotráfico y sus adyacencias económicas
Un par de semanas atrás cuando la Cámara de Diputados sancionó la Ley de decomiso de bienes originados en el delito, el diputado Rubén Galassi había señalado que al narcoterrorismo había que pegarle donde más le duele: en el patrimonio generado por los ilícitos.
Tres semanas más tarde, la Unidad de Delitos Complejos creada durante la gestión de Antonio Bonfatti llevó a cabo en Rosario (el miércoles pasado) múltiples allanamientos (21 con 6 personas arrestadas) por lavado de dinero que destapó estafas con inmuebles valuados en más de 40 millones de pesos, en una compleja investigación que comenzó hace dos años.
Descubrieron una red que cometía fraudes inmobiliarios vinculados a lavado de dinero (inclusive del narcotráfico) con personas vinculadas a grupos delictivos que se hacían de propiedades hasta por la fuerza y la usurpación, luego los escribanos que armaban la documentación y finalmente los empresarios que tejían numerosas transferencias de titularidad en lo que configura la maniobra de lavado de activos. Entre las operaciones, hay compras de importantes casas y terrenos, tanto en Rosario como la región; siempre con el mismo modus operandi.
Entre los involucrados en la causa figuran personajes muy conocidos en la ciudad de Rosario, como por ejemplo Leandro Pérez, quien estuvo en revistas de chimentos por su supuesta vinculación amorosa con Vicky Xipolitakis. En tanto que entre los empresarios figura un conocido agente financiero que trabaja en la city rosarina, Jorge Oneto, responsable de la torre Acqualina. También el responsable de la empresa de implantes dentales Marcelo Jaef. Junto a otros importantes personajes de la high society rosarina.
En tanto que el gerente general de un importante medio de prensa de la ciudad (Diario La Capital) se encuentra fuera del país (curiosamente en Panamá), pero tiene pedido de detención.
Un dato curioso envuelve toda esta truculenta trama novelesca: tres ex- Ministros de Hermes Binner (Héctor Superti, Juan Lewis y Daniel Cuenca) figuran como abogados de los imputados. Lewis asesoraba al bloque socialista en la Cámara de Diputados y fue separado del cargo ni bien se supo la información. El Gobernador Lifschitz se despegó inmediatamente: “no son dirigentes del Frente ni de mi partido, sino funcionarios de la gestión anterior”.
El otro dato, inquietante, es que lo acontecido en Rosario se replicaría en las principales ciudades de la Provincia. Según el diputado Del Frade «desde el año 1998 venimos pidiendo que se vaya a la geografía del privilegio que es el centro de Rosario, de Santa Fe, de Venado Tuerto, de Rafaela, de Reconquista, de San Lorenzo; que es ahí donde se lava el dinero; en los bancos, en las casas de cambio».
Lifschitz y Macri leyeron oportunamente las indubitables señales de la sociedad que clama por seguridad, justicia. Y decencia en el manejo de la cosa pública. Al menos mientras dure el ajuste.