El que crea que se salva, perecerá
La vida no es una fotografía, es una película. Quien se quede mirando el fotograma del momento (o peor aún, con instantáneas del pasado) habrá perdido la cosmovisión e irá camino al fracaso. Sucede con más razón en el oscilante mundo de la política.
La inseguridad en la ciudadanía despierta los instintos más primitivos de supervivencia: “hay que matar a todos los delincuentes”, braman impotentes; algunos compran armas para, llegado el caso hacerlo por cuenta propia, aunque difícilmente si ello ocurriese tengan un final feliz. Enfrente hay una persona dispuesta a todo, matar suele ser la salida más rápida.
Cuando la desesperación cunde en la sociedad se pierde el sentido de la racionalidad y ya no se mira “pelo ni marca”. Todos son responsables: el gobierno, los políticos, la policía y la justicia.
La fotografía del Gobernador Miguel Lifschitz el viernes pasado durante una determinante conferencia de prensa defendiendo a brazo partido su gestión – y la del opinado FPCyS- ante la ofensiva nacional por el tema inseguridad contrastó con otro segmento protagonizado por el Gobernador una hora después en el almuerzo celebratorio del Día de la Industria en la ciudad de Pérez, unos pocos kilómetros hacia el Oeste de donde venía de marcarle, mediáticamente, la cancha al gobierno nacional.
Varias veces Lifschitz fue interrumpido con aplausos por la numerosa cantidad de empresarios llegados de toda la Provincia cuando se refería a las acciones emprendidas por su gobierno a favor del sector entusiasmado con la recuperación del país, que antes había escuchado con entusiasmo a un solvente Martín Etchegoyen, secretario de Industria de la Nación y ex empleado de la UIA. “La pobreza cero se combate con trabajo de calidad”, arengó Etchegoyen.
Todo bien, pero mientras tanto el otro trabajo, el de menor especialización debe proveerlo el Estado de diversas maneras, mientras se adiestra para lo primero; caso contrario el futuro es atemorizante para cientos de jóvenes que ni siquiera terminan la escuela primaria.
El apuro político del PRO
Estaba incómodamente presente en el almuerzo el presidente del PRO santafesino Federico Angelini, más preocupado por la interna que acababa de desatarse en su Partido que por el entrevero entre la incontinente verbal Patricia Bullrich y los socialistas.
Parece ser que un sector del PRO encabezado por la “candidata estrella” (a intendente de Rosario el año pasado) Anita Martínez, el ex – candidato a senador por el Departamento Rosario Agapito Blanco y el actual diputado nacional Luciano Laspina, andan disputándole el liderazgo a Angelini. Todos ellos, bendecidos con la presencia del Ministro del Interior Rogelio Frigerio (que llamó a “prepararse para Gobernar la Provincia de Santa Fe”) en el mismo momento en que Lifschitz le ponía los puntos sobre las íes a Bullrich, recrearon la Fundación Pensar en Rosario y fueron felicitados mediante un video desde Panamá por Miguel del Sel; en una jugada que el diputado provincial Angelini sospecha destinada a socavar su poder interno.
Para el veterano dirigente peronista, hoy ligado al PRO Norberto Nicotra, “eso le hace bien al partido, lo pone en debate abierto y a la luz del día; moviliza y entusiasma a trabajar”. En la misma sintonía razona la diputada Cecira Arcando de FE, Partido que se auto atribuye el mérito de representar “la para peronista” dentro de Cambiemos.
Pareciera ser que la decisión presidencial para las obsesionadas elecciones intermedias de octubre del año que viene, es que el radicalismo juegue fuerte en todo el país con sus expectantes hombres y encabece listas; caso contrario lo hará un miembro dilecto del PRO. En el caso Santa Fe, habida cuenta que el intendente de esta capital José Corral no va a ser candidato a diputado nacional (porque debería llamar a elecciones para intendente y corren el riesgo de perder ante el senador capitalino Emilio Jatón), el nominado por La Rosada es Luciano Laspina.
El PRO va por las barbas del socialismo. Exactamente a un año del armado de listas nacionales.
Una vez más en Santa Fe entra en debate la razón de ser del FPCyS. El Vicegobernador Fascendini ya le dijo a sus íntimos que sólo acompañará institucionalmente, salvo que el propio Gobernador le pida lo contrario; “cuando el “Facha” puso la cara anticipando lo que se vendría lo desautorizaron”, susurran en cercanías del contador esperancino.
La herida sigue abierta pese al armisticio acordado con el Gobernador. Fascendini sigue pensando que Lifschitz duerme con el enemigo (en alusión a los radicales frentistas que adscriben a su vez a Cambiemos).
Hace exactamente una semana en estas páginas anticipamos lo que sucedería; nuestra calificada fuente de Cambiemos Santa Fe nos anticipó literalmente lo que horas más tarde pronunciaría la Ministra Bullrich. La película ya se estaba rodando y los actores pasaban letra antes de salir a escena. Nada fue improvisado.
Mientras los actores políticos sigan especulando temerariamente, auto sugestionándose con mezquinos triunfos políticos a costa de zancadillas y enancados sobre la desgracia ajena (en este caso colectiva como es la inseguridad) los delincuentes, inconscientemente, se saben partícipes necesarios de una tormentosa cadena que los necesita como engranaje para que algunos obtengan réditos políticos o económicos; sean estos miembros de la fuerza que debe combatirlos o los políticos.
Atención: la sociedad ya se dio cuenta, y como reflejáramos hace un tiempo haciéndonos eco de un trabajo realizado por un encuestador de Venado Tuerto, en Santa Fe estamos al borde del fatídico “que se vayan todo”. ¿Para qué venga quien?.
La boutade de Patricia Bullrich basada en hechos fácticos de corrupción en las fuerzas policiales que el gobierno provincial no niega, pero que tampoco puede coagular, los pone a todos (socialismo y PRO) “en la misma bolsa”.
El radicalismo santafesino, fraccionado entre los que política y funcionalmente ya se fueron a Cambiemos (Grupo Universidad); los que columpian (M.A.R) y el NEO que jura fidelidad a la causa, pero le manda a decir a Lifschiz que no es lo mismo pertenecer que no pertenecer (fascendini dixit), no ofrece un panorama claro ni convincente.
Y si de réditos políticos hablamos, hoy el Frente Renovador de Sergio Massa y el peronista Omar Perotti (si sabe administrar el silencio) están comprando en cuotas el futuro.
¿Tiene solución la inseguridad?
“¿Es la Bonaerense mejor y más efectiva que la Santafesina?; ¿es la Justicia de Buenos Aires más eficiente que la santafesina a la hora de aplicar las libertades condicionales?; ¿ hay menos delito en Buenos Aires que en Santa Fe?; ¿ a Buenos Aires y a Córdoba les condicionan la llegada de los Gendarmes?, peor aún: ¿ se conocen estadísticas criminales reales de las otras provincias?.¿Sabemos cuántos muertos hay en Provincia de Buenos Aires, en CABA, o en Córdoba?”, se preguntan en el gobierno provincial.
En lo que va del año en Rosario murieron violentamente 138 personas; 12 de ellas en ocasión de robo. En la ciudad de Santa Fe capital la cifra de muertos violentamente es de 91 personas; 4 en ocasión de robo.
Consuelo vano y absurdo si quiere comparárselo con el muerto en ocasión de robo cada 52 horas que según el Diario Clarin ocurre en el Gran Buenos Aires. Allá y acá, de un lado y del otro se trata de seres humanos; no estamos contando cajones de manzanas.
Quien piense que la inseguridad se resuelve solo con la coyuntural presencia de Gendarmería (responsable de cuidar las rutas por donde ingresa y transita la droga por el país) sin atacar la raíz del problema se está auto engañando peligrosamente.
Desde la legislatura están trabajando para dotar de nuevas herramientas a la Justicia y a la Policía; mientras el Gobernador envió a la Legislatura una batería de siete proyectos para salir al cruce del drama social por la inseguridad, entre los cuales sobresalen la reforma del Código Procesal Penal, apuntando a otorgarle más facultades a los fiscales, endureciendo la prisión preventiva y limitando los juicios abreviados. Además, acelera el procedimiento penal evitando audiencias que hacen más lento el trámite. También la designación subsidiaria de fiscales y defensores generales y regionales.
Todo es bienvenido, inclusive los providenciales gendarmes (que no desembarcan para “hacerle un favor a la Provincia, sino para cumplir con su deber”, señaló el diputado socialista Rubén Galassi) pero si no se atacan dos males endémicos todo será vacuo: la pobreza, con su hermana dilecta la marginalidad y la falta de perspectiva de vida de esos seres humanos que, como bien lo definiera el periodista porteño Martín Ciccioli “no sólo que no lo temen a la policía, sino a la misma muerte”, porque se consideran muertos sociales.
Y por otro lado, como se preguntara de manera angustiante otro colega, Luis Osvaldo Cherep: ¿cómo reclamamos desde los sectores medios?; ¿con qué autoridad moral pedimos mayores acciones contra el narcotráfico, si es en nuestro seno, si es en el corazón de los sectores “pudientes” donde existe la mayor demanda de drogas?”.
Algo está roto en el tejido social: abajo y arriba.