El inframundo de los proxenetas
El rompecabezas de la muerte en Rosario (XXIV)
Uno de los grupos de proxenetas llegados al país, y que se afincó más profundamente en la zona de Rosario, fue el de los judíos, quienes se especializaron en el tráfico de mujeres extranjeras –trata de personas- que colocaban en los burdeles rosarinos y en los de la zona bonaerense.
Los miembros de la Sociedad Varsovia –luego denominada Zwi Migdal[1]- tomaron como objetivo de su asentamiento la sinagoga de calle Güemes e instalaron su propio cementerio en Granadero Baigorria, en las afueras de esa ciudad.
La Zwi Migdal debió soportar en su contra un proceso judicial desde inicios de 1930 hasta los primeros meses de 1931 y en el mismo se destacó el juez de Instrucción doctor Manuel Rodríguez, un hombre calificado en la sociedad como íntegro e inteligente.
Había actuado como componente del cuerpo diplomático argentino en Suecia y se había desempeñado en el Ministerio de Agricultura y Ganadería, así como en la secretaría de la Embajada en Perú, donde fue distinguido con la Orden del Sol. También cumplió funciones de consejero en la universidad. Falleció el 30 de octubre de 1975, a los 81 años.
En 1932, el Concejo Municipal de Rosario, -cuya presidencia ejercía Bartolomé Sívori-, tenía, por ese entonces en su seno, a los ediles Diego Adelardo (vicepresidente 1º); Ceferino Campos (vicepresidente 2º) y los legisladores locales Teodoro Altieri, Armando Arijón, Francisco Bodetto, Luis Conssirat, Jorge C. Cura, Daniel De Rosa, Vicente Ferrero, Rodolfo Galareto, Juan M. Jáuregui, Aristóbulo Martínez, Carlos Remotti, Lázaro Soldini, Camilo Zanni, Horacio Faletty –incorporado el 3 de junio de 1932-, Juan Alvarez, Atilio De Sanctis, Ángel L.Fiasco, Juan Gallo, Luis Gómez –se le aceptó la renuncia el referido 3 de junio de 1932-, Luis Imelio y Juan A.Devoto.
A partir del 1º de enero de 1933, quedaron derogados las ordenanzas, permisos y resoluciones que reglamentaron el ejercicio de la actividad prostibularia en Rosario.
En septiembre de 1933, Saúl Friedman, León Sinay, Natán Graber, Heiman Teitelberg, Luis Germelín, Bernadrdo Sheiner, Mauricio Rotrand, Salomón Germán y Natán Borenstein, en representación de la Zwi Migdal, con domicilio en Pichincha 248, pidieron autorización a la Comisión de Fomento de Paganini. – hoy Granadero Baigorria- para instalar el mencionado camposanto judío, inaugurado en 1934.
En la necrópolis fueron sepultados, de allí en más, los traficantes judíos que realizaban su tarea delictiva, sus mujeres y algunos miembros de la Migdal, entre los que podemos mencionar a Max Zysman, Mauricio Raftenberg, Simón Schwartz, Pincus Herlfer, Ignacio Engel y Pincus Woterman – Engel y Zysman estaban prontuariados en Montevideo, Uruguay.
Entre las fosas del cementerio están sepultados los cuerpos de Albina Bederko, quien figuraba como propietaria de la casa de citas localizada en Güemes 2140 y firmante de alguna de las notas dirigidas a la Municipalidad de Rosario.
Otra era Rosa Cohn, dueña de otro burdel en la referida calle y esposa del proxeneta Bernardo Gutwein, ambos integrantes de a Migdal.
También se halla enterrada en dicho cementerio Sara Gutgold de Helfer, esposa de Pincus e integrante del clan de los Gutgold.
Algunos miembros de este último clan están en el cementerio sefaradí de La Tablada, en Buenos Aires. (…)[2]
Es interesante recalcar que se hace hincapié en el cementerio de La Tablada, en el marco de esta porción de la historia de la Migdal, prácticamente desconocido en la literatura especializada.
Allí permanecen enterrados Aarón Neuman y su esposa Ana, dueños del burdel Los Elegantes, hoy un hotel ubicado donde era Pichincha 105, generador de múltiples polémicas cuando se decidió su instalación en 1914, siendo escenario de la primera huelga de meretrices concretada el 9 de enero de 1930.
Aarón también fue dueño, junto a su esposa y hermano Isidoro del Mina de Oro, localizado en Pichincha 73, del Chantecler, de Pichincha 19, del 90, en Pichincha 90 y junto a Arnoldo Hartglal del cabaret Montmartre, el primer cabaret de líneas modernas que tuvo Rosario en 1928, luego Hotel Britania, de San Martín 370.[3]
“Cuando todavía resonaban los ecos de los escándalos de la organización de trata de personas Zwi Migdal, la propuesta del concejal demócrata progresista Juan Carlos Álvarez empezó a sonar con fuerza- mientras que el socialista Rodolfo Galaretto había presentado un proyecto similar en la década del 20-, y finalmente se hizo realidad en una ordenanza que empezó a regir, como enunciamos, a partir del 1º de enero de 1933.
De esta forma se concretó el cierre definitivo de los prostíbulos que habían popularizado a Rosario como la Chicago Argentina”. [4]
[1] El comisario Julio Alzogaray fue el primer oficial de policía que logró poner al descubierto la existencia de la Zwi Migdal y le asestó fuertes golpes a la organización de proxenetas judíos rusos y polacos, que creció bajo la protección política que impedía ascensos al policía. Era tanta la complicidad que algunos funcionarios policiales concurrían a los casamientos de rufianes que se casaban en sinagogas. La Policía. Martín E. Andersen. Pág. 74 y 75
[2] La ciudad de los burdeles.La Meca de los rufianes. Yvette Trochon . suplemento Señales. La Capital, 18/03/07.. Pág. 4
[3] Rufianes, Prostitutas y Madamas, María Luisa Mujica. La Capital. Suplemento Señales. 17/12/06. Pág. 3
[4] Mariela Mujhall. La Otra Cara. Cuando Rosario dejó de ser Chicago. Diario El ciudadano. 06/04/2006. Contratapa.