Diego Giuliano sin partido político para presentarse a elecciones
Quien fuera la esperanza personificada del peronismo rosarino, hoy se encuentra completamente disminuido, y sin herramienta institucional para competir por la renovación de su banca como concejal el año entrante.
Ya dejaron de ser los tiempos en los que el abogado constitucionalista Diego Giuliano apuntaba a convertirse en el nuevo mesías del justicialismo en la ciudad de Rosario. Hoy, visiblemente disminuido como competidor en la lid política, producto de sus múltiples cambios de camiseta partidaria, naufraga a la deriva buscando un bote que lo lleve a buen puerto en el 2017. Primero, «Harry Potter», como lo apodó cariñosamente el mundillo político dado su parecido físico con el personaje de la ultra taquillera saga cinematográfica, se sumó al reutemismo en momentos donde el «Lole», aún le interesaba competir por el liderazgo del dinámico peronismo santafesino. Luego, siguiendo a la impredecible María Eugenia Bielsa, se sumó al kirchnerismo, del cual siempre renegó porque su «estilo» no cuadraba con el de la fuerza de moda a nivel nacional. Más tarde, vía contactos directos con Tigre, se autodefinió como «seguidor» del incipiente candidato (por ese entonces) Sergio Massa. Posteriormente, dadas las nulas posibilidades del espacio massista en la ciudad cuna de la bandera, dio su salto más duro y osado: se sumó a Unión PRO, en un paso que para disimularlo frente a la impiadosa opinión pública, intentó venderlo como un gran frente de partidos basado en un acuerdo programático que intentaría vencer al instalado Frente Progresista Cívico y Social. Nada de eso: para la crítica militancia peronista, con esta acción acomodaticia solo logró ganarse el flaco mote de «mercenario». Con todo, para quien llegara al órgano legislativo de la ciudad de la mano de la liberal Fundación Libertad y el Opus Dei en 2011, sólo le importó renovar su cargo de edil; y finalmente lo hizo, perdiendo deshonrosamente frente a una desconocida modelo y conductora local de nombre Anita (Ana Laura) Martínez en el 2013.
Hoy, Giuliano, ya sin sus anteojos característicos (se operó de la vista), busca herramienta electoral que le permita seguir en el ruedo público, cuatro años más a partir del venidero 2017, pero por el momento nadie quiere proporcionarle un espacio para competir. «Está muy quemado; ya no vale lo que valía antes», le confesó un reconocido operador político a este periodista. Definitivamente es así: ni el Partido Justicialista en su estructura formal, aún manejado en la ciudad por Agustín Rossi y el decaído Movimiento Evita lo quiere como rival en las PASO; ni el duro y vengativo PRO rosarino (recordemos que Giuliano apostó en 2013 por la actualmente desaparecida Laura Weskamp, de franco enfrentamiento con Federico Angelini y Roy López Molina, quienes hoy manejan a piacere el espacio amarillo); ni el Frente Renovador que ya cuenta con personería jurídica en la provincia. El FR en Rosario irá con el exjugador de rugby del club Duendes, Simón Boffelli, que ya fue candidato en 2015 y tiene intenciones de volver a serlo, esta vez encabezando una lista.
De este modo, no quedan espacios políticos para el reducido (en cantidad de votos a favor) Diego Giuliano. Y en la política -cruel disciplina- no hay lugar para perdedores, o referentes que dejaron de medir lo que medían otrora.