La Cumbre Global Nuclear evaluó la agresión bélica de estados «no previsibles»

La posibilidad cierta del desencadenamiento de un conflicto nuclear a partir de que algunos de los considerados “Estados no previsibles” como Norcorea o de la agresión unilateral de alguna organización terrorista como el ISIS, aceleró la realización de la cumbre global realizada en Washington, de la que participaron más de 50 líderes de todo el mundo.

A los que estiman que la que nos ocupa es una apreciación subjetiva exagerada, sólo cabe responderles sucintamente que cada año hay, aproximadamente, 140 incidentes nucleares y los que se contabilizan pérdida de elementos que pueden ser utilizados para armas bombas, sabotajes a instalaciones nucleares y sustracción de documentación clasificada mediante acciones de espionaje con objetivos no precisados.

Barack Obama –autor de la iniciativa de realizar cumbres anuales desde 2010-, bregó, junto a su adjunto de la Seguridad Nacional Ben Rhodes, ante el presidente chino Xi Jin Ping para que influya en el gobierno norcoreano para que reduzca sensiblemente sus ansias de guerrear contra Corea del Sur.

El vicecanciller argentino Roberto García Moritán dejó trascender que no cree que el Estado Islámico (EI) tenga condiciones científicas y tecnológicas para armar una bomba nuclear, aunque presume que sí podría construir una “bomba sucia” o adquirir material fisionable como uranio en el mercado negro[1], que luego puede ser mezclado con algún explosivo convencional radiactivo para ser explosionado en una ciudad.

Argentina está libre de uranio enriquecido y esa situación implica tener mayor seguridad nuclear.

Algunos especialistas consideran que, a nivel mundial, hay aproximadamente 1.200 toneladas de uranio altamente enriquecido y 500 toneladas de plutonio separado, equivalentes a 20 mil bombas atómicas como la de Hiroshima.

Los mismos estudiosos del tema afirman que existen 15.700 cabezas nucleares sofisticados en los arsenales de los 9 países poseedores de armamento nuclear “con mala seguridad y vulnerables a robos”[2].

A ello debe agregarse la posibilidad de accidentes con resultados mortales causados –por ejemplo-, en 1980, causados entre científicos chinos que trabajaban en armas a partir de inserción de virus.[3]

Las cumbres que se vienen realizando desde 2009 han permitido eliminar 3.000 kilos de uranio enriquecido para uso civil. Esa cantidad de material permitiría fabricar, al menos, 100 bombas nucleares.

Rusia, a pesar de que posee una de las mayores reservas de material nuclear de uso civil y militar no participó de la última cumbre, en protesta por la decisión norteamericana de reforzar militarmente a la Organización del Atlántico Norte. (OTAN) en los países de Europa del Este.

Como una de las resultantes de la convocatoria, Madeleine Albright, la primera mujer que se convirtió en la secretaria de Estado de EE.UU expresó sus preocupaciones sobre las posibles transferencias de armas biológicas chinas a Irán y otras naciones en una carta que enviara al senador Robert E. Bennett en enero de 1997. Ya por ese entonces Albright declaró que había recibido informes sobre las transferencias de productos de doble uso de entidades chinas para el gobierno iraní lo que le preocupó y que los Estados Unidos alentarían a China a que adoptara un control integral de exportaciones para prevenir la asistencia en el programa de armas biológicas iraní.

Los Estados Unidos actuaron sobre las acusaciones recién el 16 de enero de 2002, cuando impuso sanciones a tres empresas chinas acusadas de suministrar a Irán materiales utilizados para la fabricación de armas químicas y biológicas. En respuesta a esto, China emitió protocolos de control de exportaciones, en tecnología biológica de doble uso a finales del 2002.

Un temor omnipresente

A la posibilidad incierta de un inicio de conflagración mundial atómica a partir de una acción irresponsable de Corea del Norte o de un grupo terrorista como el ISIS, puede agregarse la de una respuesta automática defensiva, en ese mismo sentido por parte de China.

Y aquí nos encontramos con la dificultad de determinar el tamaño preciso y la composición de ls fuerzas nucleares de China. Informes desclasificados estadounidenses dan estimaciones imprecisas.

La Agencia de Inteligencia de la Defensa estimaba al arsenal nuclear chino como un conjunto de alrededor de 170 cabezas nucleares. Posteriormente (1993) el Consejo de Seguridad Nacional estimó que la fuerza de disuasión nuclear china se basaba en alrededor de 70 misiles nucleares balísticos.[4]

Posteriormente, en 1999 la Agencia de Inteligencia de la Defensa habría inventariado una cifra que oscilaba entre 140 y 157, según la fuente. Más adelante, en 2004, ya se mnejaba la cifra de 20 misiles balísticos intercontinentales capaces de ser apuntaos a Estados Unidos y dos años más tarde –hace una década- China poseía según las mismas fuentes 100 ojivas nucleares. El último ensayo nuclear de China se produjo el 29 de julio de 1996 y según la Organización Australiana de Estudios Geológicos en Camberra, el rendimiento de la prueba alcanzó 1-5 kilotones.

Al lector de esta columna no se le debe escapar que China hizo mejoras en ssu técnicas de miniaturización de armamento desde la década del 80 y hubo acusaciones , particularmente d ela Comisión Cox, de que ello fue posible pro la adquisición secreta del diseño de la ojiva nuclear W 88 de Estados Unidos, así como de la tecnología de guiado de misiles balísticos. Obviamente el gobierno chino niega que su desarrollo es el resultado de tareas de espionaje.

Varias versiones que circulan en el mundillo diplomático hablan de un total de 400 armas nucleares en manos chinas.

Libro Blanco

En 2005, el ministro de Exteriores chino publicó un libro blanco afirmando que su Gobierno no sería el primero en utilizar armas nucleares en ningún momento y bajo ninguna circunstancia. Además, el documento llegó a afirmar que esta política de «no ser el primero en usar», se mantendría sin cambios en el futuro y que China no usaría ni amenazaría con usar armas nucleares contra cualquier Estado no poseedor de armas nucleares o zonas libres de armas nucleares.

Sin embargo, es necesario apuntar que China es capaz de desplegar fuerzas de misiles balísticos para apoyar una variedad de contingencias regionales. A media voz, los entendidos en la posibilidad de la concreción de conflictos nucleares murmuran que China posee sistemas tales como el DF- 31 y el JL- 2, por lo que estarían sosteniendo que tanto Corea del Norte como el ISIS, si cometen el error de iniciar un conflicto nuclear, aunque sea considerado de mínimo alcance, correrían el riesgo de ser borrados de la faz de la Tierra.

[1] La fundación NPS Global y la red de líderes de América Latina por la no proliferación Nuclear señaló en uno de sus informes que desde principios de 1990 se informaron 2.700 incidentes de tráfico ilícito, posesión no autorizada o pérdida de material nuclear radioactivo.
[2] Íbidem.
[3] Fact Sheet: China Nuclear Disermament ad Reduction.Ministry of Foreing Affair. 2004
[4] «Report to Congress on Status of China, India and Pakistan Nuclear and Ballistic Missile Programs».

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com